Sr. Caballero: patética exposición

Sí, Sr. Caballero, esa entidad que usted preside ha montado una exposición de maquetas con 18 propuestas del megapuerto que seguirá taponando la bahía de Vigo. Pero lo más calamitoso es que las maquetas en cuestión —muy bonitas buena parte de ellas— están tras una cinta que impide ser rodeadas y digamos que bien observadas; más aún —más calamidad— al lado de estas maquetas hay unos paneles —también tras la cinta que impide acercarse para poder leer—, digo, hay unos paneles que están colocados verticalmente a la posición de las personas que a éstos se acerca. ¡Menudo despropósito de montaje! Y una se pregunta ¿es un calamitoso montaje o más bien hay una intención de tahur que intenta enseñar pero no enseñar, es decir, de cubrir ¡por los pelos! el expediente?
Vengo, con unas amigas, de pasar unos días en Berlín —con los réditos de una pedrea navideña— y ¿sabe, sr. Caballero? en varios museos pudimos rodear esculturas egipcias de un valor incalculable y entre éstas la espléndida Nefertiti; sí, sr. Caballero, pudimos nosotras y todos los que a ésta se acercan, rodearla. ¿Por qué nos infantiliza su política expositiva?
Es usted una persona ya muy batida en la Política. Le aconsejo que se retire de lo Público porque si no lo hace tendremos que seguir aguantando a la "esquizofrénica de las flores".
Por favor, tómese unas vacaciones y deje que personas 'sin estrenar' y algo más enteradas de cómo se muestran unas maquetas, nos vendan la moto de un 'Vigo más humano'.
Las maquetas son bastante aceptables en sí mismas, mas ¡ay! no resuelven para nada los problemas de la ciudad. Vigo es una ciudad marinera que cada día, con proyectos como los que usted avala, se aleja y se aleja del mar.
Y para finalizar: ¿por qué los barquitos, cuando regresan de su dulce navegar dominguero no se guardan en garages como los coches?
Sr. Caballero háganos el favor, mande que quiten las cintas que impiden mirar ampliamente las maquetas y podamos leer lo que dicen esos paneles.
Estamos aburridas y aburridos de su megalomanía portuaria.