IX ÉPOCA

27.6.07

¿Cultura o publicidad?

¿Pintora o publicista?
Caixa Galicia desea entrar fuerte en el campo de la Cultura de nuestra ciudad, lo cual sea bienvenido. La puesta en escena que hace esta entidad con la exposición de la obra de Tamara de Lempicka (1898-1980) es notable; para esta ocasión no utiliza la sala de exposiciones de su sede en Policarpo Sanz —a todas luces la sala peor dotada de toda la ciudad— e instala dicha exposición en las salas del antiguo Banco de España con un montaje brillante. Lástima que para este despliegue de medios la artista elegida sea tan de tercera fila, o también podríamos decir que la estética lempickeana es blanda y frivolona; justo es decir que hay en la exposición media docena de obras espléndidas —nunca podrían decirse 'maestras'— y sí hay muchas del todo mediocres (de Lempicka destaca su manera de vivir el período de entreguerras, no su obra pictórica). El arte es un cuestión de actitud, y la de Tamara de Lempicka ¡cuán lejos queda! de la de una Maruja Mallo o una María Blanchard, una Frida Kahlo... Es la suya una propuesta blanda, aburguesada y tremendamente lejana de todo aquello que damos en llamar Arte. Sería deseable que nos dijeran la verdad de esta exposición: una exposición de una buena publicista. A Caixa Galicia, para Vigo, le pedimos un mayor rigor en su oferta cultural.
El notable éxito de público que tiene esta exposición más se debe al esfuerzo publicitario y medios empleados que a la artista mostrada.
Sí resulta emocionante subir una planta más en esta antigua sede del Banco de España, y contemplar el espléndido legado Laxeiro, bien dotado de obras maestras para las cuales pedimos un montaje más elaborado.
Una lástima, ya que Caixa Galicia suele ofrecer productos culturales de mucha mayor calidad. Esta ciudad languidece culturalmente con propuestas tan al servicio directo de intereses meramente publicitarios.

11 comentarios:

Anónimo dixo...

Sobre gustos y colores no hay nada escrito.

Anónimo dixo...

¿Qué?
Sobre gustos y colores hay una inmensa bibliografía; otra cosa es que como el cura que atiende a don Alonso Quijano, sin leerlos, los tiren a la hoguera, o simplemente los ignoren.
El Louvre, el Prado, l'Ermitage... sí que saben de gustos y colores. Algunas y algunos así lo pensamos.

Anónimo dixo...

Comparto las líneas generales del comentario: un expléndido montaje y la obra de esta artista no merece un gasto tan exagerado y culturalmente tan improductivo. Pero lo llamativo es la ausencia del Concello de las grandes líneas de política cultural que se hacen por parte de los bancos (o cajas); el ejemplo es la propia Casa das Artes que o es un hotel donde se alojan los proyectos de otras entidades o el empeño en convertir este espacio en sede de exposiciones permanentes de cualquier género (Torras?, fondos del Museo de Castrelos o el propio Laxeiro): ojo a los nuevos proyectos que pueden seguir este rumbo, más exposiciones permanentes dirigidas por amigos de la causa. Además, ¿se han fijado en el estado desastroso de la conservación del edificio y de las salas? ¿y del calor asfixiante del buen tiempo? prueben a ir un día soleado de verano...

Anónimo dixo...

Home, certas críticas resultan moi gratuitas... Pero bueno, xa se sabe que ás veces a crítica dáse "per se".

En todo caso, eu creo que habería que valarar esta mostra no seu contexto, é moito dicir, que a mesma exposción que chega de Milán con grande éxito de público e crítica reciba aquí este fusilamento desmusurado.
Ou non sabemos onde vivimos, ou non vivimos onde sabemos.

Como crítica constructiva, un enlace á web da mesma exposición em Milán.
Que pasa por ser a segunda cidade máis importante de Italia, vaia.
Fíxese señora Raquel en que apoia e patrocina o que vostede caracteriza como pobre.
Ás veces, hai que viaxar máis, e informarse un pouco máis.
Como comprenderá dicir que gusto e cores si, e logo citar aos grandes museos como argumento de peso é un pouco mediocre.

http://www.tamaradelempicka.it/cover.php

Anónimo dixo...

Distinguido Anónimo:
Puedo quedar de pedante si detallo mis viajes y mis lecturas; también es cierto que hay personas muy viajadas y de Arte ni papa. También señalaré que vivimos una época de 'pensamiento débil' y que evidentemente produce espectáculos débiles. Resulta muy difícil sustraerse a las corrientes de la época.
De los viajes os contaré que he visitado unas cuantas Dokumenta (Kassel), tres Biennale (Venecia), muchos ARCO (Madrid), algunas Art'Basel (Basilea) y muchos museos de arte contemporáneo de varios países. De mis lecturas y biblioteca personal no os daré cuenta por razones de espacio y aburrimiento de confeccionar una somera lista. Y claro que admito que así y a todo mi apreciación de la obra lemickeana no deja de seer una opinión (argumentada) más.
Y para finalizar: una mirada amplia a las vanguardias del primer tercio del siglo pasado no puede dar una idea de lo que trato de razonar en mi 'crítica'.
Gracias, de todos modos, por tus sugerencias.

Anónimo dixo...

Disculpen, me he 'comido' dos letras en el comentario anterior: una P y una S.

Y claro que admito que así y a todo mi apreciación de la obra lemPickeana no deja de ser una opinión (argumentada) más.
Y para finalizar: una mirada amplia a las vanguardias del primer tercio del siglo pasado noS puede dar una idea de lo que trato de razonar en mi 'crítica'.

Anónimo dixo...

me gustaría decir, que aunque no me llama especialmente la atención Tamara de Lempicka, me parece que una crítica a la obra de cualquier artista debe estar apoyada en un
planteamiento sólido, sobre todo cuando la idea es plantear que su obra es de "tercera fila"

No entiendo que "el arte sea una cuestión de actitud" ni lo que significa " todo aquello que damos en llamar Arte"
Sobre lo que es el arte hay muchos libros hechos y pocas definiciones concluyentes.
Siempre va a haber estilos, movimientos y demás, mejor y peor vistos, el art decó no goza especialmente de una buena
crítica desde el punto de vista de muchos críticos de arte contemporaneos,(aunque lo flipaba Montalbán, en "el estrangulador") pero no por eso debe considerarse como un fenómeno"menor" (que por cierto me parece un término lamentable).
Creo muy aventurado plantear su obra como la de un publicista, sobre todo dejando entrever
(supongo no intencionadamente)que la labor de un artista es más trascendente que la de un publicista.

El trabajo de un publicista cumple unas funciones especificas y se rige por unas normas y métodos claros, con los cuales pretende
llegar a cumplir una función.Es en este punto dónde se desarrolla la creatividad, como una forma de inteligencia que busca soluciones a situaciones planteadas.
Para este fin, se vale de todos las disciplinas que tenga a su alcance, video, pintura, escritura etc, etc..

El diseño es un método y su consecuencia, en cambio el arte es una obra que no se rige por ningún
valor preestablecido, no cumple una función claramente definida ni entiende de métodos.Marcel Duchamp dijo, “Arte es lo que el artista llama Arte”

El que un cosa sea mas trascendente que la otra depende cúal de los caminos valores tú mas.Son distintos, ni mejores ni peores y para colmo cuando muchos artistas se meten a diseñadores acaban haciendo cosas inútiles igual que muchos diseñadores cuando se meten en el arte no expresan nada.


tu valiente opinión, en mi juicio, se queda un poco en el aire, aunque repito que tampoco me seduce tanto Tamara de Lempicka.

Anónimo dixo...

Isabel P:
Gracias por tu amplio comentario. Mi "valiente opinión" (gracias otra vez) se acompaña de arguementos. Sería interesante que nos contases por qué a ti "tampoco me seduce".

Anónimo dixo...

claro que aportas argumentos, yo simplemente intento comentar puntos de tu crítica que yo no usaría (nada más que eso)
como son el que de alguna manera se intente acotar el concepto del arte, y siento un gran impulso por intentar romper las jerarquías establecidas en las distintas disciplinas creativas.
Dicho esto, te cuento porqué no me seduce la obra de Lempicka.
Me parecen interesantes las cosas que me hacen detenerme y se me graban.No me hacen detenerme ni me quedan grabadas imágenes preciosistas ni retratos que no muestran demasiado caracter.
Quizás ese momento de explendor del art deco me parece decandentemente sofisticado y obsceno para un periodo de entreguerras, aunque veo en él una turbia luz cercana a la estética de la música Glam de los 70.No conecto tampoco con Edward Hopper,
que me parece (desde la opinión de alguien no experto) que se acerca a ella en su tratamiento de las figuras.La verdad, me da bastante "grima" La comulgante, porque me parece enfermizamente cursi.La atmósfera de "mírame pero no me toques" de muchos de sus personajes retratados, que irradian un olor iconoclasta,es justamente la idea de comunicación expresiva que me parece menos interesante, porque se basa en la admiración de ese gran pedestal casi religioso (angel y demonio) de personas, como los espectadores.
Aparte de esto, entiendo su importancia en los años 30, como un reflejo de una estética pictórica acorde a lo que tenía a su alrededor.
Y lo veo en su obra, no en su vida, porque en el Retrato del Gran Duque Gabriel,se ve la imagen de su amigo-asesino, que junto al príncipe Yusúpov, se ventilaron a Rasputín.
Igual puede ser mi opinión motivo para que mucha gente vea en su obra la belleza tétrica que hay en el sonido de una vieja caja de música, pero prefiero verlo simplemente como algo que no me seduce, aunque no le resto méritos(concepto en el que tampoco creo demasiado en el arte, (básicamente me interesa la obra!!))
bueno un saludazo tras el rollo...

Anónimo dixo...

Una apreciación (muy avalada) sobre Edward Hopper. Éste artista supo camptar su época de un modo magistral. Tanto es así que su 'sentir plástico' conecta con los grandes del siglo XX. Su mirada pone de manifiesto la inmensa soledad del individuo moderno. Su 'registro' de la actualidad es 'pariente' de un Fernando Pessoa, un J. Cage... incluso de un Ylya Prigogine. El 'alma' de su decir plástico recorre con lucidez todo el siglo pasado e ilumuna nuestro mirar.
El arte, repito, es una cuestión fundamentalmente de actitud y no de aptitud. Un repaso a los escritos de P. Cézanne, Klee o Giacometti, entre muchos otros, lo ponen bien de manifiesto; Leonardo ya dijo (se puede compartir o no) que la pintura es principalmente una actividad mental.
El 'gusto personal' si no se somete a un constante entrenamiento no deja ver más que un infantilismo.
'La mirada' como todo en la vida, requiere un tempo de elavoración.
John Berger en su libro 'Mirar' (ed. G.Gili, 2001) dice cosas interesantes a propósito de odo esto.
Saludos y gracias por tus amplias apreciaciones.

Anónimo dixo...

totalmente de acuerdo.No hay mas que ver obras del neoplasticismo holandés para entender que el arte es mental y que a veces si deconoces el discurso teórico no ves nada y dirás:a mi no me gusta.Descarao que eso de que sobre gustos y colores no hay nada escrito es una gran mentira como la mayoría de los refranes casposos que circulan por todos lados.Casi nada hay escrito sobre la teoria del color...