IX ÉPOCA

20.11.06

Sobre la discrepancia y sus maneras

Al hilo de no pocos de los comentarios que se hacen en este blog —y en cualquier lugar sobre aquello que se expone abiertamente— me parece, en esta tarde plomiza, oportuna la parrafada que sigue (yo también me declaro admiradora de Gilles Deleuze):

"Foucault contrapone amor y pasión. De acuerdo con sus definiciones, yo he estado en un cierto estado pasional con respecto a él ("hay momentos fuertes y momentos débiles, momentos en los que alcanza la incandescencia y flota como una especie de instante inestable que se prolonga por oscuras razones, acaso por inercia..."). Yo le admiraba, ¿cómo podría haber sentido hacia él rivalidad o celos? Cuando se admira a alguien no se puede seleccionar: uno puede preferir este libro a aquel, pero en cualquier caso se acepta la totalidad porque uno se apercibe de que aquello que puede parecer un momento de debilidad es algo absolutamente necesario para que prosiga el experimento, la alquimia, y que no llegaría a la nueva revelación que a uno le deslumbra si no hubiese atravesado ese camino en el que no se comprende a primera vista la necesidad de tales o cuales desvíos. No me gusta eso que a veces se dice de una obra: "está bien hasta tal punto, pero lo que sigue no vale nada, aunque luego recobra interés...". Hay que considerar la obra en su totalidad, [...]."
Palabras de Gilles Deleuze en una entrevista con Robert Magiori a raiz de un libro que Deleuze había publicado sobre Foucault, aparecida en 'Liberation' el 2 y 3 de septiembre de 1986.

Pretendo resaltar con esta cita que, con mucha frecuencia, en los comentarios —a este post, blog,...— se hace gran hincapié en la 'parte' y no el 'todo' de modo que aún llevando el comentarista, en esta 'parte' alguna razón, lo devalúa el obviar el conjunto o idea central que se está exponiendo. Y es realmente una pena. Pienso (al igual que Deleuze) que nos configura también nuestras debilidades. Es decir, las discrepancias deberían 'pesar' sobre la idea central que se expone, muestra... de no ser así uno/a se pierde, o se desanima. Y ya sebemos que tomar el fragmento por el conjunto... (nos entendemos).

4 comentarios:

Anónimo dixo...

Me recuerda a un chiste mafaldiano: la madre de Mafalda llega a casa y ve completamente destrozada la casa y antes de que diga nada la madre Mafalda le dice: Mamá te queremos, no te fijes en lo anecdótico. Pues, eso, lo anecdótico es lo que en el post se escribe y susceptible de malas críticas; en conjunto vuestra voluntad es buenísima. Lástima que los participantes no sepamos distinguirlo. Ya. Es una pena. Cuenta con mi solidaridad. Pero son los gajes del oficio.

Anónimo dixo...

Es curioso pero ayer leyendo el blog, me sorprendía efectivamente el tono de algunos comentarios. Reconozco que no siempre estoy de acuerdo con vuestros articulos pero me preocupa, insisto, el tono de algunos debates

Anónimo dixo...

Pero.....¿no quedamos que
esta trapallada era un blog sobre Vigo?

Marcos Andión dixo...

Esta trapallada, como ya he tenido que aclarar en anterior ocasión, no es SÓLO sobre Vigo. Anda, tómate la molestia de leer nuestra PRESENTACIÓN (arriba, en la columna fija de la derecha)y podrás comprobar que "nuestra propuesta es la de la reflexión acerca de la ciudad --no sólo de Vigo-- y, desde la ciudad, acerca de los acontecimientos cotidianos".
Por otra parte, permíteme que haga la suposición de que si, realmente, fuese una trapallada no te hubieses molestado en decirlo. Ya ves que hay opiniones; no te lo tomes muy a mal.