PRIVATIZAR LAS HOGUERAS

Teis.11,30 de la noche más corta del año. En las fincas que todavía muestran las cicatrices de los sachos van reuniéndose los vecinos. El tronco de un delgado eucalipto sostiene a su alrededor un montón de tablas, palos, palés y algún mueble cansado de ser barnizado. Juegan algunos niños que mañana irán al colegio para mayor gloria de los´índices de calidad del Sr. Conselleiro. Ya son las doce. El fuego se levanta volviendo a poner la chispa de admiración en ojos que ya vieron muchos veranos. Pero no es una hoguera. Ahí hay otra explosión de luz.Y arriba mas. ¡Mira! hay una pequeña entre los edificios. ¡Y la de allá!
En el plano oficial sólo había 16 hogueras "con papeles". Pero la noche se llena de fuego. Aparecen los bomberos. Inquietud. Silbidos. El amarillo giratorio del camión apenas se hacen sitio en el resplandor de la hoguera que ya alcanza la altura de 3 pisos. Recuerdo Farenheit 451. Sin embargo, los bomberos se van entre aplausos. Siguen ardiendo las mil hogueras "sin papeles".
La alcadesa no ha conseguido disciplinar la ciudad. La seguridad que tanto defiende ha sido puesta en peligro por unos espontáneos. Como el plan.
Para el año que viene propondrá la privatización de las hogueras. Ya tiene experiencia en "recuperar tradiciones". Habrá una hoguera Caixanova, otra Carrefour, otra del R.C. Celta... Se van a enterar.