Las “Vías Rápidas lejos de facilitar el tránsito de vehículos, lo que realmente están consiguiendo es un número nada despreciable de cadáveres. Véanse las noticias que, desde que comenzó el verano, tienen a la Vía Rápida do Barbanza como semillero de muertos. En sólo un año, 50 personas perdieron la vida en esa vía, ante la indiferencia de las autoridades.
La política de Vías Rápidas, incrustadas en esos “culos de saco” que son las penínsulas resultantes de las rías gallegas, nunca han tenido como finalidad principal la de mejorar la accesibilidad, sino que forman parte de eso que en Madrid se ha dado en llamar “marxismo-ladrillismo” y que por aquí, con las actualizaciones de rigor, podríamos llamar “asfaltismo-populismo”. Es decir, que han venido sirviendo para oscuras actividades financieras.
El método, experimentado con notable éxito, consiste en abonar un problema circulatorio hasta que las vías que lo soportan resulten casi impracticables. Se introduce en la población la idea de que sólo con una nueva carretera se resolverá el problema, y ya tenemos servido un magnífico elemento recaudador de votos y euros.
Ahora está a punto de inaugurarse la Vía Rápida do Morrazo, conseguida a costa de una buena comunicación marítima en la ría. Esta nueva infraestructura –ya lo verán– proporcionará los siguientes efectos: saturación de las poblaciones de O Morrazo con los miles de coches que podrán acceder, después de atascarse en cada una de las salidas; incrementará la agresión contra el medio ambiente, tanto por el exceso de coches como por la invasión del territorio que supondrá la necesidad de construir aparcamientos; generará unos ingresos extras a la concesionaria de la autopista (única vía para acceder a la Rápida), y disparará la especulación urbanística en todo O Morrazo, hasta que esta vía resulte tan insuficiente y peligrosa como las de O Salnés y O Barbanza.
Pero ya las obras han sido adjudicadas y las comisiones habrán tomado su curso natural, mientras se han perdido puntos de atraque en ambas márgenes de la Ría de Vigo, abandonada intencionadamente por las autoridades, con el único objetivo de forzar la saturación de la carretera y justificar una inversión que podría acercarse a los 200 millones de euros, frente a las pocas decenas de miles que habría que gastarse en acondicionar la ría para un transporte, regular y turístico, de lujo; con estaciones intermodales para conectar los distintos medios de transporte.
Pero, claro, esa inversión deja poco margen (a buen entendedor…) en comparación con el resultante de esos gigapresupuestos, con sus correspondientes reformados, que permiten las infraestructuras viarias terrestres.
Hubo un tiempo en que había servicios de barco entre Vigo y San Adrián, Santa Cristina, Tirán, Meira, Moaña, Rodeira y Cangas, y la afortunadamente desplazada Administración popular abandonó con desfachatez, para apostar por seguir atiborrando de coches la autopista, con gran fruición de quienes ya pensaban en hacerse con el pastel, tras la privatización.
Servicios de barco entre Vigo y San Adrián, Santa Cristina, Tirán, Meira, Rodeira, Moaña, Cangas y... Cíes. La Estación de Ría en una postal de la época
La política de Vías Rápidas, incrustadas en esos “culos de saco” que son las penínsulas resultantes de las rías gallegas, nunca han tenido como finalidad principal la de mejorar la accesibilidad, sino que forman parte de eso que en Madrid se ha dado en llamar “marxismo-ladrillismo” y que por aquí, con las actualizaciones de rigor, podríamos llamar “asfaltismo-populismo”. Es decir, que han venido sirviendo para oscuras actividades financieras.
El método, experimentado con notable éxito, consiste en abonar un problema circulatorio hasta que las vías que lo soportan resulten casi impracticables. Se introduce en la población la idea de que sólo con una nueva carretera se resolverá el problema, y ya tenemos servido un magnífico elemento recaudador de votos y euros.
Ahora está a punto de inaugurarse la Vía Rápida do Morrazo, conseguida a costa de una buena comunicación marítima en la ría. Esta nueva infraestructura –ya lo verán– proporcionará los siguientes efectos: saturación de las poblaciones de O Morrazo con los miles de coches que podrán acceder, después de atascarse en cada una de las salidas; incrementará la agresión contra el medio ambiente, tanto por el exceso de coches como por la invasión del territorio que supondrá la necesidad de construir aparcamientos; generará unos ingresos extras a la concesionaria de la autopista (única vía para acceder a la Rápida), y disparará la especulación urbanística en todo O Morrazo, hasta que esta vía resulte tan insuficiente y peligrosa como las de O Salnés y O Barbanza.
Pero ya las obras han sido adjudicadas y las comisiones habrán tomado su curso natural, mientras se han perdido puntos de atraque en ambas márgenes de la Ría de Vigo, abandonada intencionadamente por las autoridades, con el único objetivo de forzar la saturación de la carretera y justificar una inversión que podría acercarse a los 200 millones de euros, frente a las pocas decenas de miles que habría que gastarse en acondicionar la ría para un transporte, regular y turístico, de lujo; con estaciones intermodales para conectar los distintos medios de transporte.
Pero, claro, esa inversión deja poco margen (a buen entendedor…) en comparación con el resultante de esos gigapresupuestos, con sus correspondientes reformados, que permiten las infraestructuras viarias terrestres.
Hubo un tiempo en que había servicios de barco entre Vigo y San Adrián, Santa Cristina, Tirán, Meira, Moaña, Rodeira y Cangas, y la afortunadamente desplazada Administración popular abandonó con desfachatez, para apostar por seguir atiborrando de coches la autopista, con gran fruición de quienes ya pensaban en hacerse con el pastel, tras la privatización.
Servicios de barco entre Vigo y San Adrián, Santa Cristina, Tirán, Meira, Rodeira, Moaña, Cangas y... Cíes. La Estación de Ría en una postal de la época
Un buen servicio, rápido, cómodo y eficaz, sólo necesitaría unos puntos de atraque adecuados (no los decimonónicos que aún se usan) para, como demostró en su día aquel “Vigo Jet”, hacer la travesía en cinco minutos. Pero eso no deja suficientes rendimientos oscuros. Qué le vamos a hacer…
¿Seguirán los que ahora vienen, con la misma “teima”, porque busines are busines, o se instalarán en la racionalidad y el mejor servicio a los ciudadanos? Mientras tanto, la Ría y su entorno seguirán degradándose hasta que tengamos que emigrar para ir a la playa.
P.S. La Voz de Galicia (digital) 30.06.05. Un camionero y su hija elevan a siete los muertos en la via de Barbanza este mes.
2 comentarios:
Hoxe informa La Voz de Galicia: outras dúas mortes na rápida do Salnés... e van 7 neste mes!!!
http://www.lavozdegalicia.es/se_galicia/noticia.jsp?CAT=102&TEXTO=3859564
Pues le deben parecer pocos muertos a alguien, porque ya Fraga ha dicho que todo se arreglará con un duplicado de la VRG de O Barbanza. O sea, que es como aquella tía que miraba todas las noches bajo la cama por si había un hombre escondido, y decidió comprarse otra cama... ¡para aumentar las posibilidades!
Si es que van como amotos
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