Ocurrente, más amable y tolerante de lo tolerable, maneja como nadie lo de los puntos de las íes, sobre todo en lo que a los aconteceres cotidianos se refiere y su proyección hacia el futuro que nos amenaza. Claro que se blinda ante los avatares premonitorios a base de coña mariñeira, que él es muy de aquí. ¿E logo, non sí?
Para mí que tiene un renacentista aire profesoral (ver foto) que no le sienta del todo mal, probablemente debido a esa amabilidad que es incapaz de ocultar, ni siquiera esbozando una de esas risitas de las que no puedes saber si asienten o se cachondean.
Lorenzo es como el sol, que alumbra y calienta ánimos. Pero le falta agresividad; esa cosa que hoy en día es muy valorada hasta en los cochecitos de capota para bebés. Prefiere usar la técnica de la persuasión por la empatía, que la de la conversión por el entusiasmo. Hilvanando razonamientos es como la señora de Ulises, que los tuvo a todos a apirolados a base de tejer y destejer.
El Pardavila es de esos que se lo traen pensado de casa, y cuando tu estás preparando la intervención con la que estás seguro de que epatarás a la concurrencia, ya ha dicho todo lo que se te estaba ocurriendo y un par de atinadas cosas más.
Lorenzo es así..., y a ti te encontré en la calle.
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