IX ÉPOCA

15.3.08

Literotratos: Ana Pinténs

Esbelta, escueta, lacónica, impávida, algo linfática a veces, epigramática y ática; contundente en el decir, más retranqueira que un “cón onde masar no polbo”, en ocasiones se lo piensa dos o tres semanas antes de la descarga acumulada.


Los silencios de Ana, orales y escritos, nada tienen que ver con la ausencia; ella está presente aún cuando no está. Pero está. Está recogiendo información de todas las locuacidades con las que tropieza.


En realidad, largar mucho delante de Ana es una forma de suicidio social, porque sigue la línea existencial de saber que todo lo que digas, más temprano que tarde, será utilizado contra ti. Vamos, que mientras los demás damos rienda suelta a todo lo que se nos ocurre, ella lo va recogiendo en el disco duro que tiene entre las orejas y bajo la rubia melena, lo ordena, lo compara, lo somete a la prueba del nueve y, convenientemente agitado en coctelera, nos lo sirve cuando le parece en forma de cóctel molotov.

Ana es rubia natural sólo por fastidiar a Corina, que parece de frasco, y a Mapi, que tiene rizos y necesita mucha pasta para cuidarlos, como la Porro con el agua oxigenada.

Cuando Ana se desliza hacia el interior de un local, cualquiera diría que mira para las paredes. Error: está pasando lista, tomando nota, asegurándose de que alguien está donde preferiría que nadie supiese que está, ni con quién. No mira, escudriña. A veces pregunta: "¿Viches?". Pero no es una pregunta, sino algo más parecido a un poste indicador preñado de información inconveniente.

Mi consejo para todos los lectores de esto es que, si tienes algo que ocultar, ocúltate de la Pinténs si es que es posible. En realidad, da igual; si no te ha visto, pregunta e infiere.

Ana Pinténs es como un "Who is who" con gheada.

Acojona; hasta el punto de que nuestro Caballero ya no las prefiere rubias.

Ningún comentario: