Cierto mal olor

olor. Del lat. olor, -ōris). 1. m. Impresión que los efluvios producen en el olfato. (RAE).

De efluvios desagradables podríamos tildar los aromas que desprende el presupuesto de la erección del nuevo auditorio privado en terrenos públicos. Los sesudos estudios dijeron que con 82,5 millones de euros tendríamos auditorio (más añadidos: hotel u hoteles, aparcamientos...). Ahora, que aún no se vertió la primera cisterna de hormigón —ya no hay primera piedra de nada—, va y dicen que hacen falta 151 millones, y que también nosotros —las arcas públicas— tenemos que incrementar la aportación ¡! Pero... este auditorio y sus rentables anexos ¿no es de Sacyr y Caixanova? ¿por qué, para la adjudicación, hablan de una cantidad y una vez amarrado el chollo piden una ampliación del 90%? ¿ocurrirá como con los estudios geológicos previos que no han sido capaces de prever las rocas allí existentes? ¿no habría que dar por nula la adjudicación y, una vez corregidos los desaguisados presupuestarios, volver a sacar a concurso tan sabrosa tarta?
Muy mal olor desprende esta operación.
(Algún día todos nos asombraremos de la falta de sensibilidad que permitió derribar este bello y simbólico edificio que llamábamos Casa Mar; si lo tuvieran, por ejemplo, en Londres, lo remozarían y en sus entrañas ubicarían los archivos marítimopesqueros de la city, por ejemplo. ¡Qué cutres los personajes relevantes de esta marinera ciudad!).