La cólera del español sentado

A cada crítica argumentada o acción política de Mauricio Ruiz al Goberno del PP en general, y a él en particular, José Manuel (Iznogood) Figueroa aplica sistemáticamente las reglas de la propaganda nazi tal y como Goebbels enseñó:

Regla de la transposición. Es, según Domenach, una táctica de extraordinaria eficacia psicológica y política. Es el arte del farol llevado al límite y consiste en cargar sobre el adversario tus propios errores y defectos. Seguramente es una de las cosas que te llaman más la atención al leer las noticias y escuchar declaraciones en momentos en que el Gobierno ha cometido alguna equivocación evidente: te sorprenden —y te preguntas cómo pueden tener tanto atrevimiento— atacando en vez de atender a la lógica de la defensa, e incluso del reconocimiento del error o de la asunción de responsabilidades. Bueno, pues ahí lo tienes: lo hacen porque saben que funciona y, en el fondo, tú has visto que sí, que les funciona.
Y le funcionaba a Goebbels: «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que les distraigan».

[vía http://www.pragmapublicitat.com/noticies_con_goebbels.htm]


Está claro que este Chema es un hábil dialéctico. Sin el más mínimo argumento (que no lo hay) se lanza a desarrollar lo único que conoce: el ataque personal, fruto de eso que Lope de Vega llamaba "la cólera del español sentado", completada por Antonio Machado en su "A orillas del Duero", donde refiriéndose a Castilla decía que "envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora". Igualito que Chema.
O sea, que ya ven ustedes la cantidad de cosas que nutren el bagaje de ignorancia de nuestro ínclito "visir" Figueroa que "quiere ser Califa en lugar del Califa".
Mira que acusar a Mauricio de que está "judicializando" el urbanismo vigués. Tiene "perendengues" la cosa, como si el urbanismo vigués no estuviera, ya desde los años 80, regido por las sentencias de los tribunales, precisamente gracias a quienes, como Figueroa-Iznogood, se empeñan en exprimir el territorio para sus ocurrencias o las de sus amigos.
Claro que el origen de la trifulca no es el urbanismo, sino la presunta prevaricación de quien ha firmado órdenes a la Policía Municipal que resultan manifiestamente sospechosas, en defensa de negocios ilegales. Pero ya Figueroa, poniéndose la venda antes de la herida, aprovechaba para tratar de salir de primero en el encontronazo de ayer, a propósito del Plan de Castrelos, que sigue paralizado, a pesar de que Iznogood había "resuelto" el asunto cesando al perverso técnico "interno", hace ahora mismo un añito. Supongo que también se deberá a la casualidad el que ese técnico fuese el que, por esas mismas fechas, se había dedicado a boicotear el PXOM emitiendo "demoledores informes" que, ¡oh coincidencia!, resultaban "nejaatiffos". Como en Marbella, vaya.
El caso es que urge deshacerse de ese tipo de arribistas que han escogido como actividad profesional la política, hundiéndola hasta cotas que nos hacen sentir el "síndrome de China" (ese que, en EE.UU., explica el miedo a que la fusión del núcleo de una central atómica perfore la tierra desde América a China). Por mucho que se diga que los pueblos tienen los gobernantes que se merecen, no puedo imaginar una perversidad tal que nos haga merecedores de personajes como Chema Figueroa.
Estos personajes son los que están consiguiendo que, finalmente, la política quede en manos de quienes, no pudiendo obtener sus deseos en otra actividad profesional, se nos cuelan en las listas (más o menos interesadas) para acceder a puestos de representación que usan en "representarse" a sí mismos.
En este momento, el gobierno de Vigo está en las peores manos en las que pudiera caer, sea quien haya sido el responsable de tal desatino. Me imagino a algunos, en algún sitio, partiendose de risa de nosotros, pobres ignorantes que no sabemos "de política" tanto como ellos.
Será cosa de ir poniéndose a la cola de las urnas, para ver si conseguimos reir de últimos.