IX ÉPOCA

24.10.05

Fernández Alvariño

Psicoanálisis de apariencias (o cómo vemos nosotros algunas caras)

Lo que tiene posar para el fotógrafo es que todo lo que se pretende ocultar resalta; todo lo que se quiere revelar se esconde. O puede que sea al revés. Pero hay en ese rostro como una pretensión de mostrar agudeza en una mirada que, más que indicar, pregunta.
Es creencia generalizada que la espontaneidad de una instantánea es reveladora de la personalidad. Error: la personalidad se revela, precisamente, en la pose. La pose es rigurosamente impúdica; nos descubre pretendiendo una oferta ideal, un lo que quisiéramos por encima de lo que somos. Y canta.
La mano, sin que se atreva a cerrarse bajo el mentón, pretende sugerir determinación y voluntad, pero no es suficiente para ocultar el clásico nudo Windsor de la corbata. Puede que el codo que se intuye esté apoyado en algo, pero no podemos sobrepasar el umbral de la sospecha. Pudiera ser que no, y confirmaríamos el esfuerzo de la pose para lograr un escorzo que lamenta no resultar más decidido.
El cabello, protuberante en el occipucio, se cuida de proporcionar volumen a la escueta cabeza que orla caracoleando. Y no me atrevo a sospechar que hay algo de intencionado en la iluminación frontal, pero yo diría que ese rostro teme, más que confía; demanda, más que ofrece.
No es que le falte color. Creo que este señor ha sido siempre en blanco y negro, como la foto.

4 comentarios:

Anónimo dixo...

No conozco personalmente al Sr. Fernández Albariño; sí por la prensa. A mí se me antoja que que es el fotógrafo, o tal vez el que incluyó esta foto en la publicación fuente, el que oculta parte relevante del retratado. Llama la atención el que el retratado aparezca con la cabeza cortada y, además, también se le corten las puntas de los dedos. Recordemos que es el 'tacto' uno de nuestros sentidos más definidores. Me temo pues que de este retrato, por amputado, se pueda realizar una interpretación aproximada de tal señor, y sí que define más al fotógrafo o maquetador.

Anónimo dixo...

Guapo, guapo, guapo. No hay otra manera de definir a este señor. Quien no lo vea es que está ciego. Camisa a la Mario Conde, mirada rapaz, cabez despejada de sienes de plata. Mente preclara y futurista que conoce bien sus armas y sus posibilidades. ¡Por pasta va a ser!

Anónimo dixo...

Aflora la pasta, inquiere la ceja,
¿te gusta mi Rolex?; la cana, se deja.

emimx dixo...

Yo soy Emiliano Damián Alvariño de Buenos Aires, Argentina.
Tendremos algo que ver?