Cruditos nos van a comer

Que si el Estatuto de Cataluña, que si el Plan Ibarretxe, que si... Y mientras tanto las barreras de Ceuta y Melilla ¡nada contienen! El día en que los subsaharianos se den cuenta que tan sólo es cuestión de número... los africanos nos van a comer crudos. Ya es hora de que las Naciones Unidas —todos sus miembros— empiecen a exigir una manera más equitativa de utilizar este planeta que nos alberga por igual. Lo que los Estados y sus fronteras tratan de defender no deja de ser una manera de organizar esta vida en común. Ya no es sostenible el que unos pocos consuman lo que a todos, por igual, corresponde.
Occidente es un ladrón con respecto al resto del mundo. Ya nos quedan muy pocas legitimidades para retener a los desposeídos fuera nuestro jardín que en nada es autosuficiente. Ocupémonos de enseñarles, de intercambiar con ellos en las mismas condiciones: esfuerzo por esfuerzo. Lo otro, lo que Occidente viene haciendo es pura y llanamente: rapiña.
Nos van a comer y harán bien.
Creo que es de obligado cumplimiento leer lo que Sami Naïr nos cuenta en su artículo "Lo que ocurre allí" (pág 15 del ElPais del día 8 de los corrientes); y, en la página siguiente, Felix Ovejero Lucas escribe "La perpetua adolescencia" que tampoco haría daño ojearlo con cierto detenimiento. Estos son problemas también nuestros.
Me temo que estamos preocupados por las margaritas de nuestro balcón y no nos estamos enterando de que la selva de ahí enfrente va a tragarse este raquítico vergelito.