IX ÉPOCA

22.9.05

Arquivo Pacheco: o ano do retrato

¿Ustedes pensaban que 2005 era el año de la Volvo Ocean Race y esas cosas y eventos?. Pues se equivocaban: tal y como proclaman las banderolas colgadas en el antiguo caserón del Banco de España en Policarpo Sanz es nada más y nada menos que O ano do retrato. Una muestra más de la estulticia a la que se puede llegar cuando faltan criterios rigurosos y se actúa a base de ocurrencias.

El archivo Pacheco es una especie de totem vigués que contenta las conciencias, sirve de coartada e impide ver otras cosas de mayor transcendencia e importancia.
Paradójicamente el gran archivo documental de estos fotógrafos es un elemento paralizador de lo que debería ser una concienzuda y seria labor de recuperación, restauración, clasificación, archivo y puesta a disposición de investigadores y ciudadanos de la memoria gráfica de Vigo. Con los millones y millones que durante años se gastaron en humo en el archivo Pacheco, se hubiera podido evitar que se perdieran los fondos gráficos de instituciones públicas y privadas y de los archivos de empresas que ya son historia industrial de la ciudad. El acercamiento ritualizado (y cínico, por otra parte) al archivo Pacheco, impide también ver la existencia de archivos del mismo tipo e igual o superior importancia, que como el de Llanos, mucho nos tememos que pueda en cualquier momento disgregarse o perderse, cuando le llegue la hora al anciano y profesional fotógrafo de la saga familiar.

Vigo necesita de un archivo histórico o de un Centro de Documentación (textual, gráfica...) que rescate, salvaguarde y proteja el legado documental de la ciudad, tristemente perdiéndose en desvanes de oficinas, en el mejor de los casos, o en la basura, en el peor y más común. Vigo no necesita la solemne tontería y derroche del "ano do retrato"; ¿o no es una solemne tontería y derroche emplear cuantiosos recursos, en lo que cualquiera que sepa algo de archivos sabe?: en un archivo fotográfico de miles de imágenes en soportes sensibles (daguerrotipos, placas de vidrio, negativos y positivos originales), almacenadas sin casi clasificar, debe priorizarse el trabajo de protección, restauración, reproducción digital y difusión de la imagen de aquellos elementos que, teniendo un mayor peligro de pérdida o deterioro, posean un mayor valor histórico o documental. Evidentemente esto implica que a lo último que hay que dedicarse es a los miles de simples retratos que el fotógrafo hacía comercialmente en su estudio, que practicamente nada aportan al conocimiento histórico (salvo que se entienda que reconocer a mi tía Paquita en una foto de 1934, vestida de señorita de buen ver, sea un aporte de interés para el conocimiento histórico, social o cultural de la ciudad).

Los nuevos respponsables del archivo Pacheco, han empezado exactamente por el revés: gastarse el dinero y los recursos públicos en una acción de propaganda y captación, para que un respetable grupo de jubilados, dedique parte de su ocio e ilusiones, en tratar de recordar, ante una pantalla de ordenador y un atento historiador, si al que ve en la pantalla es él, su padre, su primo, su amante, o un tío de América... como si de un programa social para la tercera edad (para los mayores, como ahora les llaman a los viejos) se tratara.

A lo mejor parte de esto se explica en que el nombrado, a dedo, director del Archivo (y también, de rondó, del Verbum), sea un psicólogo procedente de los servicios sociales del Ayuntamiento, parece ser que amigo de Corina Porro, al que no se le sabe ni experiencia ni reconocimiento profesional en estos menesteres. Al pobre hombre se le han debido mezclar los escenarios. La culpa evidentemente, no es sólo de él, sino del y de la que, irresponsablemente, han decidido poner un patrimonio tan sensible en las manos de cualquiera, con un poco de voluntad y cuatro ocurrencias.

Retrato... ¡este es tu año!, la oportunidad está servida... primero fueron retratos de señores, señoras y niños, a los pocos meses anunciaron los de bodas y bautizos (no es coña) y en estos días -esto ya tiene algo de más interés (tampoco es coña)- a deportistas. Si todavía no ha pedido vez, no se lo pierda: puede ser uno de los 240 afortunados que entre los más de cuatro mil visitantes declarados, han descubierto entre los añosos 3.000 imágenes de retratos de estudio tratados con photoshop, la misma foto que su padre guardaba en un cajón perdido y que -mira tu por donde- la tienen ahora en un "Museo". Si usted es un historiador que busca imágenes del Vigo de los últimos 100 años, tendrá que esperar un poco a que limpien, cataloguen, protejan y digitalicen las miles de imágenes polvorientas que esperan su turno bajo los limpios vidrios de retratos de estudio, en un sótano del antiguo Banco de España.

Mientras tanto, en el mismo momento en que mi primo mayor el José Luis grita ¡eureka! al reconocer la foto de la tía Paquita -y el historiador cubre la ficha: "tía Paquita, madre de José Luis y tía de Pablo, sus labores", otro contenedor de basura archiva para siempre jamás cualquier imagen de la febril actividad del Vigo perdido, congelada por la trabajadora cámara de los afanados Sousa Pacheco y otra placa de vidrio con imágenes de interés, se muere de consunción mientras espera su turno para ser tratada.

Queremos un Archivo histórico o Centro de Documentación de la ciudad que conserve en las condiciones materiales y técnicas del siglo XXI nuestro legado documental disperso y en peligro diario de pérdida o deterioro irreversible, no un rimbombante "Archivo Pacheco" celebrando absurdos Anos do retrato.

3 comentarios:

acedre dixo...

Tendes razon. O primeirinho que haberia que facer era dixitalizar todo ese material que se esta estragando.
Magoa de cartos tirados.

Pablo Eifonso dixo...

Dixitalizar, claro... pero estamos a falar de elementos patrimoniais cun valor en si mesmos: cómpre non só salvagardar a imaxe, senon tamén conservar -e restaurar se é preciso- o soporte -miles de placas de vidro, miles de negativos, algúns positivos revelados polos propios Pacheco-. Para este labor, o derradeiro deben ser os retratos de estudio que, penso -agás nos casos de persoeiros cuxa imaxe aporte un valor engadido histórico ou sociolóxico- mesmo poden deixarse alamacenados no soporte orixinal cun mero tratamento de conservación. Cómo é posible que digan publicamente que xa están dixitalizados 3.000 retratos ¡menuda estúpida perda de tempo!... a este paso tamén podemos ir ós arquivos do DNI e facer coas nosas jetiñas e coas dos nosos pais e abós unha exposición.

Anónimo dixo...

Nadie se ha preguntado ¿quien es la mano que mece la Cuna?