IX ÉPOCA

9.10.11

Sujetadores a 3 euros

¿Hegeliana? ¿Kantiana? Sencillamente: aburrida. En el mercadillo de Bouzas no encontré el sujetador que deseaba. Los había a 3 euros, pero no el que me gustaba. Vaya.

(Acabo de pasar por el Auditorio Mar de Vigo —exactamente: la otrora Casa Mar, derribada, no sin gran coste económico y social— y viendo a unos centenares de personas ataviadas de domingo, domingo como de los de antes —vestimenta de bodorrio—, que hacían picnik con gran decoro en las escalinatas y terrazas exteriores, me atreví a preguntar a un hombre trajeado —todos lo estaban— que qué era aquella reunión, «Una concentración de Testigos de Jehová. Si quiere entrar...». Le di las gracias y me fui a dar un paseo por el inmenso recibidor sin atreverme a entrar en la sala de convenciones —mi vestimenta, a las claras, ponía de manifiesto, cuando menos, mi poca fe en asuntos de cielos, máxime ahora que los recientes Nobel de Física nos dicen que ahí arriba/abajo hay un 95% de 'energía oscura' de la cual nada saben ni sabemos—. Sentí que era observada con cierto ¿recelo? tanto por ellos como por ellas, ¿mi generoso escote? Abandoné el lugar bajo mi sombrero de paja azul con cinta blanca. La primera vez que veo gente en ese gigantesco cubo gris.)



Regresé paseando bajo el sol mirando los barcos amarrados, las verjas que nos separan de la mar, la ciudad adormilada... Y en mi cabeza todo un trajín de reajustes bancarios, indemnizaciones fantásticas (inmorales de cajones), promesas electorales no detalladas, soluciones para un Berbés herrumbroso que mal esconde sus ruinas bajo toldos decorados con casitas de cuento navideño... Y a mi saludable mala memoria llegó el verso —de un poeta del que lamentablemente no recuerdo su nombre— que leí recientemente en un librito editado por nuestro concello «Esta cidade ben merece un bombardeo»; y mirando para la negrura de A Laxe agradecí la claridad del poeta: que empiece ya.

Calo mi sombrero de paja azul con cinta blanca y me subo al barco que sale para Cangas. ¿Qué mejor lugar para derramar unas lagrimitas por esta olívica y descreída city? Hermosa, la mar de Vigo.

(Mañana me lo compraré en Príncipe; eso sí, algo más caro.)

1 comentario:

El pájaro carpintero dixo...

Habría que sujetar por los 'cajones' a más de uno. Por esos cajones donde guardan los eurillos de la ciudadanía.