Hormigón visto

Xeraco, a un par de kilómetros al norte de Gandía (Valencia), un día cualquiera del pasado mes de noviembre. Nadie, lo juro. Supermercados, bares, restaurantes, sucursales bancarias y centenares de pisos completamente cerrados. Desolador.
A unos 100 metros de estas fantasmagóricas vías urbanas, una larga estrecha y también desolada playa mediterránea detenida por un paredón de cemento. Bajo el asfalto de las calles casi pueden verse las dunas ocupadas por el ladrillo.
En realidad, las fotos corresponden a un pueblo fantasma, en toda la extensión de la palabra: aparece en verano, y en invierno desaparece como por ensalmo. Se trata de Xeraco-Playa, porque la población originaria se encuentra a unos dos kilómetros planicie adentro, como casi todas las poblaciones mediterráneas algo alejadas de la costa por culpa de las antiguas incursiones de los piratas.

Xeraco, un pueblo resultante de la colonización musulmana en el siglo XIII, tiene censadas hoy 5.443 almas, pocas más que hace 36 años, cuando su censo era de 3.681 habitantes; Xeraco-Platja, tres kilómetros de dunas enterradas en el siglo XX bajo miles de toneladas de cemento y asfalto, acoge en verano (no más de tres meses cada año) varias veces la población del pueblo. Se termina setiembre y se queda todo el hormigón al aire, pero no hay manera de encontrar la supuesta riqueza que la avalancha turística debería desparramar por la zona: también se marcha con los turistas, y Xeraco (pueblo) continúa con su tradicional riqueza agrícola, que no ha sido suficiente para que su población crezca mucho.

Llega el otoño y la vecina Gandía-Platja también se despuebla, incluidos una veintena de hoteles que han encontrado en las arcas públicas su particular camello para atravesar el desértico invierno. ¿Cómo? Pues, muy sencillo: se le ofrece a la Administración del Estado, o de la Comunidad Autónoma, la fantástica posibilidad de "formar" a su personal en disciplinas de innegable interés para el buen funcionamiento de las ventanillas y mostradores públicos. Por ejemplo (les juro que es cierto): "Asertividad y autoestima", o "Inteligencia emocional".
A una semanita por cada descaradamente inútil curso, a razón de 20 aplicados funcionarios a pensión completa y desplazamientos pagos, son "tropecientos" mil euros que pagamos entre todos para que los cargos políticos queden "de cine" con "sus" funcionarios, con las empresas de las cadenas hoteleras y con unas cuantas de "cattering", que también son de Dios.

¿Es ese el tipo de "riqueza" que nos quieren vender algunos, empeñándose en colocarnos otras 160.000 viviendas en Vigo, o el doble de las que hay, en Foz, Nigrán o Barreiros? ¡Y con los larguísimos veranos que tenemos por aquí...!
Y aún hay quienes se escandalizan porque se pretende que Galicia conserve su privilegiada costa. Si la ocupamos con granjas de rodaballo, apartamentos y paseos marítimos, habremos acabado con el privilegio. Y, créanme, nos empobreceremos, aunque se enriquezcan los que siempre pescan en río revuelto.