Besteiro reclama a "dixitalización" de todos os documentos que custodia o
Arquivo Militar de Ferrol
-
O Ministerio de Defensa confirmou recentemente que permanecerán na cidade
naval e non se marchará a Madrid
IX ÉPOCA
20.2.07
Aquellos ochenta
¿Te acuerdas cuando éramos libres? Aún no se había inventado el sida y el amor era de todos y de cada uno.
Eran aquellos ochenta.
¿Te acuerdas de cuando las cosas aún no eran correctas o incorrectas, desde un punto de vista político? Aún no habíamos ganado del todo y nos creíamos que todo era posible.
Eran aquellos prometedores ochenta.
¿Has olvidado ya que el Kremlin no estaba a ocho mil kilómetros, y “pinchaba” Cancelas desde el palco metálico de un viejo cine que no quería morir? Nadie sabía qué hacía una chica como tú en un sitio como aquel, pero ya los tiempos anunciaban que serían malos para la lírica.
Eran aquellos insensatos ochenta.
¿No ves que cabíamos todos, los cuerpos hablaban muy quedos, y el alcohol sólo iluminaba? Aún creíamos que teníamos la música para decirnos cosas.
Eran aquellos dislocados ochenta.
¿Recuerdas que nos gustaba vernos? A ti y a mí. Tú aún te vestías para todos, y todos mirábamos para ti.
Eran aquellos felices ochenta.
Lo que no puedo recordar es qué pudimos haber hecho para dejárnoslo todo en el camino.
Pero recuerdo a Copini. Incluso recuerdo al “compañeiro” investido de fucsia, cuando se creía que regir no implicaba rigidez. Ahora sí.
Eran aquellos imposibles ochenta.
El caso es que también he olvidado dónde nos dejamos la inocencia; o cómo lo hicimos; o por qué. ¿Puedes decirme para qué?
Dime que, cuando sean ya “los veinte” de este dramático dos mil, podré decir algo parecido de este siglo que sólo promete el recuerdo.
Ya nunca seremos tal como éramos. ¿Lo ves?
¿Dónde se nos quedó nuestro “new deal”? La frontera de Rompente se volvió multimedia, olvidó el “silabario” en la turbina de un roll on roll off, y emergió el granito, desde los aledaños de O Galiñeiro, convertido en un polvo ceniciento, cuando casi todos descubrimos Eldorado.
Eran aquellos indelebles ochenta.
Pero el parto de los montes alumbró “pulgarcitos mil”, rodeados de hormigón para un futuro que no nos preparan para nosotros, sino para ellos.
¿Te acuerdas?
Subscribirse a:
Publicar comentarios (Atom)
9 comentarios:
Imposible olvidarlo...
Bonito:), aunque me queda lejos...
Todavía no he olvidado que allí me robaron una chupa de cuero. Me cago en los ochenta.
Claro que me acuerdo... allí empezó todo lo que ahora tenemos: en el confesionario del Kremlim el 'padre' Bibiano impartía sus benciones y otorgaba ya sus 'bulas' al compañeiro Soto... cuando otros tenían que vérselas con los PORTEROS.
De aquellos polvos... estos lodos!
JAJAJAJA... ¿Te acuerdas?
La verdad es que fueron unos años fantásticos... la libertad existía en estado puro... y nosotros la disfrutamos.
Eso sí que lo echo de menos...!
cuando acabaremos con la sobrevaloración de los ochenta ?
cualquier tiempo pasado no siempre ha sido mejor ( claro que si lo pasado nos pilló con 25 tacos menos, esta teoría se puede venir abajo)
PD. Long life to Cancelas "swarzenager" y su temporada de tendero de discos en Cividanes.
ah, qué tempos para os músicos!
daquela pagaban por tocar... e pagaban mais e mellor que hoxe en dia, manda carallo!
daqueles polvos sairon... estas mozas de 25 tan ben feitiñas
Pero ¿este blog no era de las JUVENTUDES socialistas?
Muy bien, muy bonito. Pero ahora hay que seguir adelante, haciendo cosas, moviéndose. Vale la nostalgia para un rato, pero últimamente parece una epidemia.
A lo mejor es algo personal, pero vamos, empieza a ser cansino lo de echar la vista atrás cuando queda tanto por delante.
¿Cómo te lo explicaría? ¿Es que hay alguna forma apetecible de encarar el futuro sin reconocer un presente que es resultado de lo ya acontecido?
A veces, a uno le da por airear cierta nostalgia personal. ¿Está mal?
Habrá que recordar el presente cuando ya seamos futuro, para aprovechar algo de él o para soslayar lo que se reveló, finalmente, olvidable.
Permíteme, si te place, amable anónimo, ese rato que dices para la nostalgia. ¿O es que ni ese rato que dices te parece apropiado?
En todo caso, me parece oportuno decirte que no ha sido la nostalgia la que inspiraba mi perorata, sino, como insinuaba al final, hacer una llamada de atención sobre ese "futuro que NO nos preparan para nosotros...". Con ciertas licencias literarias con mayor o menor acierto expresadas.
Nada, hombre, que me había puesto tierno en medio de tanta "realidad", mediocridad, carencia de escrúpulos, maquillaje y oropel que viene siendo el alimento de este pequeño rincón del universal derecho a decir.
¡Salud, y tiempo para disfrutarla!
Publicar un comentario