IX ÉPOCA

16.2.10

En qué estaría yo pensando...


La función va a empezar. Se sube el TELÓN

--Buenas, quería una caja de ampichas...
--¿...?
--Estooo..., ¡ampollas!, en qué estaría yo pensando...

El anterior es un ejemplo del clásico lapsus que, según Freud, no es más que el afloramiento de lo reprimido en momentos de estrés, ansiedad, angustia o déficit de atención. Una de las características universales de un lapsus es que jamás es admitido por el que lo sufrió.
Pues bien, la semana pasada me encontré con un par de soberanos ejemplos de lapsus, con forma de caracteres de imprenta en dos periódicos.

El primero, fantástico, se debe probablemente al estrés producido por su benéfico despido de APROIN y corresponde a Miguel Font Rosell, ya ex gerente de aquella asociación empresarial. Paso de andar con precisiones y me tiro al bulto, que lo hay:

"Hay que tener en cuenta que nosotros sólo somos la punta de la pirámide", dice el periódico que dijo Font. ¡Cantada!, porque lo habitual es referirse a la punta del iceberg cuando se quiere decir que eso es lo que se ve, pero que por debajo hay mucho más. ¿En qué pirámide estaría pensando el bueno del don Miguel, mientras a todos se nos va la mente hacia estructuras como las elaboradas por el tal Madof? Por lo visto estaban quedándose sin los aportadores de la base y, claro, la punta se les viene abajo. Por eso dice que había que deshacerse de la partida más onerosa que, mira tú por donde, era la suya.
También les dice a los que considera sus hijos, porque él parió la asociación, que "no los voy a dejar solos". ¿Y a qué me suena eso a mí?
Cómo iría la cosa de lapsus que hasta el redactor se decidió por uno, en este caso un lapsus calami (escrito) y se dejó llevar: "...detrás hay arquitectos, aparajeados (sic), electricistas...". Supongo que, en su acercamiento al personaje, fue abducido por el subconsciente del entrevistado y se hizo un lío con aparejador, aparejado, aparato y apareado o adosado, ¿no?
Claro que, si aún por encima, hay personas "como el presidente del Gobierno que carga contra nosotros refiriéndose al sector del ladrillo...", y si, además los bancos tampoco dan nada, pues esto no va. Pese a todo, promete volver cuando se pase la crisis del... ¡ostrás!, ladrillo no, que me riñe Font.

Pero cualquiera podría esperar algo más de una persona como el dueño del "corrá" ese de Punta Lagoa, un hombre de origen extremeño que susurra a los caballos en Lagoas-Marcosende y que responde al muy respetable nombre de Manuel Fernández de Sousa-Faro (¿de Vigo?). Este otro caballero, al que se ve feliz en la foto junto a un Feijóo sacando pecho, se pone a patinar usando el subconsciente como un skate bien engrasado y nos suelta perlas como la siguiente, confundiendo lo suyo con lo de todos:
"El silencio es más cómodo, pero no sería responsable cuando se está dando una información que no beneficia los intereses de los gallegos y de los vigueses, de nuestros empleados, proveedores y clientes". Debemos deducir que ocultar informaciones (aunque sean ciertas) que no nos benefician es lo correcto. Como cuando él mismo informó de que o había piscifactoría en Touriñán o se iba con los cuartos a Portugal (tierra de sus ancestros), supongo, ¿no? ¡Jodidas malas noticias, y jodidos mensajeros!, quería decir, en realidad don Manuel de Punta Lagoa.
Pero como seguimos en los ámbitos estudiados por el señor Freud (léase Froiz; nada que ver con el hermano del de los supermercados, ¿eh, P. Varela?), el señor del apellido compuesto a toda prisa nos regala otra perla freudiana:
"No es lo mismo llamar a Gayoso, a Pego o a Méndez que tener que llamar a ver si se te pone al teléfono Botín". ¡Zasca! Como si nosotros no supiéramos que no es lo mismo tener que demostrar la solvencia que requiere un crédito que llamar al de aquí al lado, con el que nos unen indisolubles fajos (lazos, quería decir; ven cómo se pega lo de los lapsus) y ante quienes podría resultar inútil lo de "no sabe usted con quien está hablando", porque sí lo sabe. Ustedes ya me entienden, ¿verdad?
Además, Fernández dice: "Creo más en las personas que en los partidos. Tengo buena relación con las personas que ahora están en la Xunta, también con las del Bloque en el Concello, y tengo muchos amigos en el PSOE". Claro está que las personas son más importantes, pero creer en ellas es, también, creer en los partidos donde se ubican, que para eso está la disciplina interna (menos en Ourense con Baltar), aunque persona por persona, en quien no cree es en Caballero, del que dice que "está rozando los límites del delito", mientras aún se acuerda de que le precintó el restaurante del "corrá".
Y, así, se va retirando en plan Lenon mientras farfulla "I don't believe in Caballero; I don't believe in PSOE: I believe in myself"; bueeeeno, y en Méndez y Feijóo, que manejan guita y se le ponen al teléfono. Mientras..., cae el TELÓN.

4 comentarios:

Pablo Eifonso dixo...

Con permio dos lectores, de redactor a redactor,,, En "dos palabras", Marcos: ^^ Chapó! (y chapeau tamén, se fai falta), sempre, pero esta vez máis se cabe.

Ana Pintens dixo...

"sí,sí,sí, pero no nos empecemos a chupar las pollas todavía".
Harvey Keitel-Señor Lobo en Pulp Fiction.

Marcos Andión dixo...

Pichas, Ana; se dice pichas. ¿En qué estarías tú pensando?

Luis Viqueira dixo...

Muy bueno Marcos, muy bueno. Del resto, siempre pensando en lo mismo... carallo (o era pichas)