Éxito VOR

Ni que decir tiene que nos alegramos de que lo de la VOR haya, finalmente, resultado bien, según como se mire. Pero, en fin, la cuestión sigue sin ser esa. Francamente, considero que la "parada" que se organizó, pese a la lluvia, en la ría para ver cómo salían siete barcos hacia la aventura no resiste la más mínima comparación con el espectáculo de la "Cutty Sark". Pero, insisto, no es ese el tema.
El tema es, se mire como se mire, que nos han tomado el pelo; que se les llena la boca sobre los supuestos beneficios que para Vigo ha tenido el evento, y falta que alguien precise un poco más. Porque, con la disculpa de embellecer la ciudad para estar presentable a los visitantes de la VOR, se usaron de forma precipitada, sin criterio y sin escrúpulos, dineros de todos los vigueses en unas obras desmesuradamente caras que precisarán de reparación o reposición dentro de pocos meses.
La forma en que las obras se llevaron a cabo, escondiendo lo exagerado de los gastos mediante lo que podríamos llamar "imaginación contable" para evitar intromisiones no deseadas, clama al cielo; el engaño consentido a Pedro Campos de comprometerse a traer los barcos el día 9, obligó a hacer el ridículo al ex concelleiro y hoy Secretario Xeral de Deportes, Santiago Domínguez, quien protestaba sobre la supuesta falsedad de que los barcos no vendrían afirmando que disponía de un documento acreditativo firmado por, fíjese usted, Pedro Campos.
Cualquiera sabía que las tripulaciones no se iban a meter en cambiar de asentamiento, ni a Pedro Campos le interesaba tal, pero había que seguir soplando para hinchar el globo, no fuera a ser que a Corina le diera un patatús, y se llegara a cabrear el mismísimo Rey en la persona de Pedro Campos.
El verdadero resumen de este episodio sacado de la película de Berlanga es que Vigo pagó y Sanxenxo cobró. Si alguien tiene dudas, que le exija a sus representantes políticos y a los responsables de los medios de comunicación locales aclaraciones, investigación y las cuentas. Por mi parte, me comprometo a comerme lo escrito, copiado en papel de estraza, si alguien es capaz de darme datos y concretar en algo los presuntos beneficios para la ciudad, y sus ciudadanos.
La verdad es que esto me suena a los beneficios cuantiosos que recibiríamos los vigueses como resultado de aquel viaje a Groenlandia que hizo Soto cuando era alcalde; o a los pregonados por Aznar como consecuencia de ir de la mano del amigo americano a una guerra que repudiábamos todos: nos iba a salir la gasolina más barata ¿se acuerdan?