Vuelvo, o sean, reis

-Hosti, tu -me dice Jesi, un amigo de la panda, que se metió a mensaka-, si lo sé no vengo.
-Passa, tron...
-Qué va a pasar, que estoy hasta el moño de repartir cartas por el extrarradio; que me paso el día del Concello a Saiáns, a Canido, a Toralla; hasta Nigrán me he tenido que ir.
-Es lo que tiene ese chollo, colega.
-Y una mierda. Lo que tiene es delito que la Corina, para quedar bien con lo de la Volvo, se ha liado a mandar invitaciones, para lo del ágape de la carpa; que decía el otro día el F. Franco que le van a dar de comer por el morro a 3.000 gentes, y más de la mitad de las invitaciones me las he tenido que comer yo.
-Lo que te dije; es lo que tiene ese chollo...
-Ya, pero ¿es que nadie vive en Vigo, de los que se van al papeo ese?
-Son cosas de palacio, ya sabes, que es que Corina quiere salir en la foto con gente guapa...
-Si, pero con nuestras pelas... (Jesi sigue hablando en pelas, porque lo del euro, dice, no es nada eufónico. ¡Toma!).
Bueno, hombre, ya sabes como son esas cosas...
-Y tanto. Esas cosas son, a 800 pelas por repartir cada cartita, según las del un, dos, tres, más de dos millones de las del ala. Como el dinero no es suyo...
Estaba yo haciendo mentalmente la multiplicación de 800 por 3.000, cuando el móvil me sacude el bolsillo y me hace llegar la voz del Eifonso, que me espeta:
-¿Viste el nuevo vertido?
Me cogió desprevenido, pero no tardé en reponerme:
-No me digas que nos vuelven a echar Vigo al mar, o sea la mierda a la ría.
-Niquelao.
-Habrá foto, supongo.
-Fotos, colega, fotos; en plural.
Y reengancho la charleta con Jesi, que me dice no sé qué de criadas filipinas, o colombianas, mientras corto la comunicación...
-Que sí, tío; que me recibieron con cofia y delantal con encaje de camariñas, digo yo, en más de un chalé de la carretera cortada, en Canido... No sé si eso fue más fuerte que lo de los perros, que no sé yo por qué tendrán tanto miedo que se tienen que achantar detrás de cada animal...
-¿Y no te tocó nada para repartir por el centro?
-En la Alameda, o lo que nos han dejado de ella, que había una tía ralladísima porque se le inundó el bajo, que tenía allí no sé qué. Y ni con la invitación de Corina se le pasaba el subidón a la pava.
-Pues te diré que por esa zona andaba también Mara Costas poniendo en procesión a toda la corte celestial, porque tuvo que improvisar un dique en la puerta, que se le inundaba la pelu con la clientela dentro.
-Pues lo dicho, que a ver si mandan una ronda para los de Cabral, que también somos de Dios y pagamos, aunque no podamos vivir tan cerca del mar y, claro, no interesemos para dar tono a la Vuelvo, o sean, reis.
-Lo dicho: nikelao.