IX ÉPOCA

7.10.08

Cómo arranxar o lío en Wall Street

Escrito de Michael Moore en Mike´s Election Guide.
Traducido do inglés para Rebelión por Germán Leyens.

8 comentarios:

Anónimo dixo...

Estimado Pablo, tantos años comentandole a los trabajadores que el sistema capitalista no es la solución y ahora el propio sistema te da la razón.
Socialismo o barbarie.

Fim

Que, como se maneava,
mais se mostravam gostosos
dois mil gozos que me dava
como asúcares saborosos.
Deu-me uns beijos táo sumosos
que jamais perco o sabor.
PORQUE ME BEIJOU PERICO,
PORQUE BEIJOU-ME O TRAIDOR.

Jardin de Poesias Eróticas del siglo de Oro.

OS PEIXES A ARDER.

Marcos Andión dixo...

El comentario de Goyo, que no se corresponde con este post, ha sido trasladado al correspondiente, en la entrada "Misión oficial".
Por favor, nos interesa a todos que los debates sean coherentes.

Pablo Eifonso dixo...

Amigo Nogueroles, infelizmente, a vella fantasía determinista da esquerda nominalmente marxista (pobre D. Carlos, con eses amigos!) de que a fin do capitalismo pode producirse pola súa propia degradación, que o socialismo é a fase "natural" da autodestrucción do sistema, segue a agochar a incapacidade desa esquerda para propoñer, convencer e organizar. Partidos e sindicatos de esquerda son hoxe pezas comúns do mesmo sistema, dificilmente diferenciables doutros elementos identificables claramente como pro-capitalistas. O elemento fundamental para que "o fin da historia" (tal e como a coñecemos) se produza, está fondamente verde: a conciencia, o "para si", a capacidade real, consciente no seu maior grao da maior parte da poboación de desmontar o entramado capitalista a partir do coñecemento fondo dos mecanismos que constitúen os seus alicerces...
Vénme á cabeza unha recente viñeta de "El Roto" (conciencia en estado puro, ¡miúda capacidade de síntese!) en El País: nunha fábrica un obreiro diríxese a outro así:

- Hablaré con los sindicatos, le dije al jefe, esos también soy yo, me contestó.


Mentres tanto.

Anónimo dixo...

Pablo, no es broma lo de la viñeta, aun cuando lo parece.

Me viene a la mente que en las piscinas de Vigo, hasta hace bien poco el director-represor, era delegado sindical con el respaldo de los amarillos y el silencio de los corderos.

¡Hay si don Carlos levantara la cabeza!

Anónimo dixo...

Estamos de acuerdo estimado Pablo.
Pero tu bien sabes que levantamos la bandera en tiempos mucho más difíciles.
Cuantas horas le arrebatamos a nuestras familias, a nosotros mismos, cuantos sinsabores, palizas, torturas y algunos incluso dieron con sus huesos en las cárceles; por dar fe en la reencarnación del fantasma que recorría Europa.
¿Somos conscientes de que estamos en medio de una “revolución silenciosa” en curso de la cual, reglas no escritas determinan que la más lógica internacional está cambiando?
En este punto, es crucial evitar la trampa “democrática”.
Muchos militantes de izquierda “radical” aceptan la lógica legalista de “garantía transcendental”: se refieren a la “democracia” como la máxima garantía de eses que son conscientes de la ausencia de garantía.
Sin embargo hay que pensar seriamente y tomar decisiones para lograr un equilibrio efectivo entre nuestras necesidades internas, esto es,, sin renunciar a los bonsáis o cuidar nuestras viñas, etc.; y abrir el debate a las reflexiones críticas sobre prácticas económico-políticas pasadas, llevarán a una mayor atención a una mayor racionalidad, coherencia y análisis de costos y beneficios.
Es importante celebrar que en el país se abran espacios para el diálogo y la reflexión y lograr consensos que permitan que nuestro país supere obstáculos y avance.
No debe haber apresuramientos. Han sido muchas, demasiadas ya, las décadas perdidas, sea por falta de interés, por corrupción, por negligencias, por ausencia de ideas, de fe, así como de políticas que dieran certezas y un rumbo claro en la materia.
Sea bienvenido, pues, el debate.
Que se expresen todas las voces.

OS PEIXES A ARDER.

Pablo Eifonso dixo...

A loia pola democracia, no seu único sentido posible, o formal, na súa radicalidade, é un elemento básico na xeración de conciencia. A incapacidade do sistema capitalista de garantir a plena vixencia dos principios democráticos que a mesma burguesía triunfante proclamou, conleva que a denuncia desta incapacidade sexa "revolucionaria". Non me refiro, claro, aos vellos tópicos estalinistas de diferenciar entre democracia formal e real, ou entre democracia burguesa e popular, meras falacias que ocultan en realidade a total ausencia de democracia (v.gr. países do leste, cuba...). Refírome ao concepto de democracia formal coa plena aplicación dos principios de libertade de expresión ou reunión, a igoaldade dos cidadáns perante a lei, o sufraxio universal... a súa enunciación e vixencia real é incompatible coa lóxica capitalista e, en consecuencia, a súa esixencia, plenamente transformadora.
Pero a esquerda "radical" segue a ser fondamente estalinista, convencidos de que teñen unha razón histórica que consideran que debe e pode ser imposta á poboación en forma de dictadura. Onnubilados pola meritoria resistencia de Castro á barbarie dos seus veciños do norte, acaban defendendo en aras do heroísmo de David, a dictadura.

Anónimo dixo...

Bueno estimados lectores y compañeros de Vigoblog me permito aportar este comentario de nuestro gran escritor en lengua portuguesa, el Sr. D. José Saramago.

Creo que tiene una opinión que ofrecernos para el debate.

Aprendemos de las lecciones de la vida que de poco nos puede servir una democracia política, por más equilibrada que parezca presentarse en sus estructuras internas y en su funcionamiento institucional, si no está constituida de raíz por una efectiva y concreta democracia económica y por una no menos concreta y efectiva democracia cultural. Decirlo en los días de hoy parecerá un exhausto lugar común de ciertas inquietudes ideológicas del pasado, pero sería cerrar los ojos a la simple verdad histórica no reconocer que esa trinidad democrática – política, económica, cultural -, cada una complementaria y potenciadora de las otras, representó, en el tiempo de su esplendor como idea de futuro, una de las más apasionantes banderas cívicas que alguna vez, en la historia reciente, fueron capaces de despertar consciencias, movilizar voluntades, conmover corazones. Hoy, despreciadas y tiradas a la basura de las fórmulas que el uso cansó y desnaturalizó, la idea de democracia económica dio lugar a un mercado obscenamente triunfante, que al final se dio de bruces con una gravísima crisis en su vertiente financiera, mientras que la idea de democracia cultural fue substituida por una alienante masificación industrial de las culturas. No progresamos, retrocedemos. Y cada vez se irá haciendo más absurdo hablar de democracia si nos empeñamos en el equívoco de identificarla únicamente con las expresiones cuantitativas y mecánicas que se llaman partidos, parlamentos y gobiernos, sin atender a su contenido real y a la utilización distorsionada y abusiva que en la mayoría de los casos se hace del voto que los justifica y los sitúa en el lugar que ocupan.
No se concluya de lo que acabo de decir que estoy contra la existencia de partidos: yo mismo soy miembro de uno. No se piense que aborrezco parlamentos y diputados: los querría, a unos y otros, mejores en todo, más activos y responsables. Y tampoco se crea que soy el providencial creador de una receta mágica que permitiría a los pueblos, de ahora en adelante, vivir sin tener que suportar malos gobiernos y perder tiempo con elecciones que pocas veces resuelven los problemas: me niego a admitir que solo sea posible gobernar y desear ser gobernado de acuerdo con los modelos supuestamente democráticos en uso, a mi ver, pervertidos e incoherentes, que no siempre con buena fe cierta especie de políticos intentan convertir en universales, con promesas falsas de desarrollo social que apenas consiguen disimular las egoístas e implacables ambiciones que las mueven. Alimentamos los errores en nuestra propia casa, pero nos comportamos como si fuésemos los inventores de una panacea universal capaz de curar todos los males del cuerpo y del espíritu de los seis mil millones de habitantes del planeta. Diez gotas de nuestra democracia tres veces al día y seréis felices para siempre jamás. En verdad, el único verdadero pecado mortal es la hipocresía.

Marcos Andión dixo...

Ostrás, Nogueroles; te juro que no había leído este artículo cuando confeccionaba el post que acabo de colgar (Criminales de hoy). Yo mismo no lo habría dicho mejor, como se puede comprobar en el citado post donde se me ocurrían cosas como esas. Suscribo lo de Saramago. Muy bien traído, Nogueroles.