Desde la Democracia las Cajas pasaron a
depender de las Comunidades Autónomas e iniciaron su enorme crecimiento con la
compra de treinta cajas rurales y cooperativas de crédito, compañías de seguros, fondos de inversión, empresas de leasing y pequeños bancos. Sin embargo, realizaron
pocas fusiones, unas 21.
En 1991 se levantaron las limitaciones
territoriales y comenzó el desmadre total que vimos en NOVACAIXA con más de 300
oficinas fuera de Galicia, León y Asturias. A los 15 años, en 2007, cuando se
inicia el cataclismo actual, originado y potenciado por entidades financieras
en todo el mundo, las cajas tenían 132.000 empleados, 24.591 oficinas y el 43 %
del mercado financiero, pero muy cucas sólo dedicaron a reservas el 25 % de sus
grandes beneficios frente al 82 % de los denostados bancos. En esos 16 años
hubo pocas fusiones porque las élites locales que las controlaban no querían
perder el gran poder que les proporcionaban. Así, en esos momentos de crecimiento alocado, pasaron de 66
cajas en 1990 a 46 en 2007. (Pensemos que sólo en un año, el 2010, pasaron las Cajas de 45 a sólo 15 por insolventes y por su mala
gestión.)
Desde 1991 comenzó esta carrera de
despropósitos en que las cajas crecen hasta tener el 50 % del sistema
crediticio sin un control efectivo. Es en esta época cuando abandonan su carácter social de entidades sin
ánimo de lucro y se convierten en entidades
financieras especulativas y con riesgo incontrolado. Para ello, sus órganos de
gobierno pierden su carácter democrático y representativo convirtiéndose en
grupos de presión y lobbys que se cooptan entre ellos, se reparten poder y
puestos importantes, y ceden algunas migajas laborales a los sindicatos para
que se callen, sin preocuparse por estar al borde del abismo. Así en el propio
año 2007, Juan Quintás, presidente de la CECA,
proclama triunfal que han tenido beneficios un 19 % más altos que el año
anterior (11.200 millones de euros) y que superan el billón de euros de
activos en sus balances. ¿Dónde
está ahora ese billón Sr. Quintás
Lo cierto es que en esos años multiplicaron de
forma sombrosa sus préstamos de 88.500 millones a 1,07 billones de euros, pero el 70 % de esas fabulosas cantidades de dinero
fueron entregadas al ladrillo, y también a faraónicas obras autonómicas y municipales, a préstamos
a Administraciones Públicas y a proyectos especulativos de sus núcleos
dirigentes o lobbys relacionados con ellos . Todo ello sin prudencia ni control
de riesgos que es la primera obligación bancaria .
Estos días nos asombra con sus declaraciones
el rey de la burbuja el “profesor Quintás”, que además de profesor fue 10 años
director general de Caixa Galicia, la más arruinada, y 16 años ( hasta 2010)
presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro. Este capitán de
Titanic que dirigió la ruina total del sistema centenario de las Cajas, intenta
echar las culpas a la poca supervisión ( funciones que tiene también la CECA )
y a la política ( CCAA ) “ introducida en los órganos de control de las Cajas”. Aún no sabemos cómo fue su jubilación pero suponemos que estaría por encima
de la tripleta galáctica: Méndez,
Gayoso y Pego. Por el momento, hace un año que colocó a su hija en alto puesto
en el Banco Pastor, perdón, Banco Popular. Es posible que tengamos suerte y
esa tripleta de galácticos nos asombren cualquier día también con declaraciones
parecidas… ¡!
1 comentario:
Raquel, prodigaros un poco más y no temas las críticas.
Solo se ataca a quien se arriesga y eso duele a los pacatos.
Tú artículo tiene el valor de la verdad y el silencio de quienes conociendo todo esrto, que son muchos, no hablan por pura complicidad.
Saludos.
Ataturk.
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