Soy de los que se confiesan escandalizados porque sean precisamente los que nos metieron en esta desfeita quienes nos digan cómo salir de ella. Ellos (aquí tenemos los Gayoso, Pego, García de Paredes, Rodríguez Estrada, etc.) se asfaltan la vía de escape a golpe de millones de euros, mientras a miles de estafados les dejan sólo el recurso al pataleo. Han esquilmado el sistema financiero hasta dejarlo incapaz de cumplir con su obligación y están convencidos de que es justo (por legal) que sigan siendo ellos los que ganen y nosotros los que perdamos.
Y es que jugar a arriesgar el dinero de los demás, con la ley de su parte, es un juego en el que podemos jugar todos y que, según ellos, consiste en que "si sale cara gano yo, si sale cruz pierdes tu"; en el que las reglas del juego consisten en que tú te crees una cosa y ellos saben otra y, además, las reglas se pueden cambiar si las apuestas de ellos con tu dinero salen mal: pierdes lo que tienes y tendrás que poner algo más, quieras o no, para que ellos sigan forrándose.
No faltará quien diga que esto es una simplificación del problema; que esta sociedad del crédito tiene su lógica interna y que hay que saber de economía para opinar. Sin embargo, no sé yo qué materia académica distinta a la de sumar, restar, multiplicar y dividir, enseña cómo evitar que cualquier imbécil revestido de suficiencia bancaria se arrogue el derecho a jugar con los dineros que tenías tú para proveerte de pan y dejarte sin el alimento "nuestro de cada día" si la jugada no le sale.
Pero ya el señor De Guindos, experto en jugárnosla como consejero de la división europea de Lehman Brothers (la mayor quiebra bancaria del mundo mundial) y director del citado banco para España y Portugal, lo va a arreglar con eso de meter todos los "activos tóxicos" (yo les llamaría pasivos) en eso que ellos mismos llaman "banco malo" (¿es que los hay buenos?).
Y, entonces, vamos todos los que ellos llaman "perroflautas", ignorantes como somos, y nos juntamos a esos que también llaman ellos "antisistema", para protestarles porque ellos ganan, pase lo que pase, y nosotros perdemos, pase lo que pase.
El caso es que debemos tener razón, porque se les han puesto de corbata desde lo del 15-M y tienen que recurrir al primo de zumosol para que no les montemos una tienda de campaña en la plaza pública, para que no convoquemos a nadie en las redes sociales, para que no digamos nada que no les guste, que para eso tienen una mayoría absoluta y una absoluta ignorancia sobre cómo salir de ésta apechugando cada uno con su responsabilidad.
Dice un aforismo que "la causa de la causa es causa del efecto". O sea, que si la movilización social produce algún efecto perseguible judicialmente, y sabemos que la movilización ha sido causada por los manejos de ellos, habrá que concluir que son ellos"la causa de aquella causa" y aplicarles la ley, ¿no?
Bueno, pues no lo veréis. ¿Os jugáis algo?
Y aún hay quien a ésto le llama democracia.
Y aún hay quien a ésto le llama democracia.
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