Pues, francamente, no sé a qué huelen las nubes, aunque algunos allegados me decían que siempre estaba en ellas, pero a mí ésto no me huele muy bien. Ésto es algo que hoy reproduce el Faro de Vigo, dando cuenta de lo dicho por uno de los inspectores que indagaron sobre las obscenas retribuciones a ex directivos de Caixa Galicia y, sobre todo, Caixanova, otorgadas a resultas de su propia voluntad.
A mí, eso de que los 28 millones de euros consignados para hacer frente a posibles desafecciones de los directivos que se encargaron de airear "preferentes" y acumular un pasivo en inmuebles digno de figurar en las cuentas del Gran Capitán, no tuviera repercusión notable en la marcha de la entidad me parece uno de los argumentos más débiles que se podían usar. Y la verdad es que parece no haber otros más convincentes.
El caso es que el olor que llega a mi pituitaria no es precisamente agradable. El informe, además de otras lindezas, se hace un lío con las fechas en la que los directivos de la entidad inspeccionada presentaron sus "indemnizaciones" al Banco de España. Allí se habla de febrero de 2010, de abril, mayo o junio de 2011. Pero lo que puede traslucir el galimatías que se encarga de rebajar la gravedad de los hechos (que, con la que está cayendo, unos privilegiados que son corresponsables de la desfeita se hayan apropiado de unos millones que ahora faltan de la caja) es que lo que a todos nos parece un desafuero resulta que sólo era el "0,5% de los recursos propios de la caja fusionada", con lo que, por lo visto, no hay para rasgarse las vestiduras. Pero, ¿de qué recursos propios me está usted hablando, señor inspector?; ¿de los de una entidad que, a la hora de la verdad, necesitó de miles de millones de euros para que cuadraran las cuentas? Y digamos que el baile de fechas sobre la comunicación de las indemnizaciones al BE induce a la sospecha de componendas, no sé si retribuidas o, simplemente, exculpatorias de la responsabilidad del banco emisor.
En definitiva, la cosa no huele muy bien, aunque no estoy seguro de que el tufo sea a mierda o a anhídrido sulfuroso (ese de los huevos podridos), del mismo modo que tampoco sé muy bien a qué huelen las nubes, aunque al final todo es humo, en cortina o a borbotones.
En algún sitio de nuestro cuerpo legislativo tiene que haber una figura que asocie el escándalo social con el delito. Y ya dicen que dijo Jesucristo: "Ay de quien escandalizare a un niño, porque para él será el llanto y crujir de dientes". Pues ellos (directivos de NCG, inspectores y prebostes del BE) son los que escandalizan y nosotros somos los niños escandalizados y desamparados. El Dios en el que seguro que dicen creer se lo recordará en el Valle de Josafat, sin perjuicio de que ellos tienen la suerte de que Dios no existe, que si no...
2 comentarios:
La verdad es que no , a mi tampoco me huele muy bien.
Muy buen blog. Enhorabuena.
PABLO
Muchas gracias por tu aportacion y vision critica.
ISA
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