Javier Riera Nieves anunció, de golpe, que se va. El hasta ahora director de la factoría viguesa de Citroën considera que ya ha cubierto eficazmente la etapa que le correspondía y abre, con su pre jubilación, una puerta a las sombras. Con ese anuncio se han disparado las alarmas, circulan rumores sobre un posible nuevo rumbo de la factoría, se estremecen los cimientos de las empresas del sector (creadas a la sombra del gigante PSA) y comienzan las especulaciones sobre una posible reducción de la actividad de la multinacional francesa.Hay algo del inveterado victimismo vigués que nos mantiene adormecidos ante el futuro. Es como si estuviésemos acostumbrados a que
"nunca choveu que non escampara" y se nos pierden de vista las previsiones. ¿Será posible que por aquí nadie haya sentido la necesidad de prever un Vigo sin Citroën? ¿Existe alguna posibilidad de que PSA se escape a la tendencia universal del sector de la automoción a "deslocalizarse" y abrir nuevas plantas de producción en los países menos desarrollados, como los de la Europa oriental, América latina o, principalmente, una China con 1.500 millones de potenciales consumidores que se van incorporando a pasos agigantados al mercado internacional?

Pero nadie en Vigo quiere mentar la "bicha"; nadie se atreve a poner sobre el tapete un más que verosímil horizonte en el que, con los plazos pertinentes y los conflictos consiguientes, Vigo tenga que seguir tirando
p'alante sin contar con el motor de Citroën. Vigo se ha gastado decenas de millones de las antiguas pesetas en elaborar dos Planes Estratégicos, uno en 1995 auspiciado por Carlos Príncipe, y otro en marcha que inició Pérez Castrillo. Pues en ninguno de los dos se plantea el problema, como si no cupiese la posibilidad de que también Citroën se "deslocalice".
Sin embargo, los anuncios subrepticios están ahí, para quien quiera verlos.
Cuando Horacio Gómez, escoltado por Julio Fernández Gayoso, se tiró al monte con su macro proyecto del "Nuevo Balaídos", pretendiendo dar un pelotazo como el de Florentino Pérez con el Bernabeu, el propio Javier Riera salió al paso y cortó de cuajo la operación amenazando, explícitamente, con cerrar la fábrica. Nadie puede creerse que el director de la primera empresa radicada en Vigo dijera tal enormidad si no pensase que resultaba verosímil. Y tan verosímil resultó la "advertencia", que el proyecto de H. Gómez se desinfló. La última son esas
"discrepancias" con el Puerto sobre la terminal de almacenaje de coches para la exportación. En los próximos meses veremos nuevas señales en el firmamento automovilístico vigués.
Y tampoco está de más recordar que buena parte de la industria auxiliar del automóvil nació directamente de la mano de Citroën. Y me atrevería a adjudicarle al propio Riera el esfuerzo por convencer a sus proveedores de que diversificaran su mercado, de modo que no tuvieran que depender exclusivamente de las necesidades de compra de Citroën. El resultado de esta acertada política de la empresa matriz ofrecía la perspectiva de una menor resistencia social a una posible "deslocalización", por una parte, y el reforzamiento industrial y comercial de unas "auxiliares" que tenían todos los huevos metidos en la misma cesta, por otra.
Lo que me pregunto es cómo, si en aquel momento se creyó que Citroën podría marcharse por la forma en que el proyecto urbanístico-deportivo-comercial le hubiera afectado, ahora hay quien sigue aferrado al tópico de que "es la factoría más rentable del grupo", o que "sería un error cambiar algo que funciona bien". Lo cierto es que el que la factoría siga no depende en exclusiva de su efectiva contribución a los resultados del grupo PSA, sino de las mejores perspectivas de ahorro productivo, la cercanía a los mercados emergentes y las facilidades que para ubicarse en otro sitio se le ofrezcan. Igual que cuando a finales de los años cincuenta llegó a Vigo, porque los costes de montaje del "2 CV" eran infinitamente inferiores a los de la factoría francesa de Rennes, donde sindicatos como la CFDT o la CGT mantenían en un nivel muy superior el plano reivindicativo de los trabajadores. Por aquellos años en España no había sindicatos, la Zona Franca ofrecía (como hoy) unas ventajas fiscales difíciles de despreciar y, finalmente, existían perspectivas de mejores infraestructuras viarias que, junto a la consolidación de una clase media emergente, hacían apetecible acercarse a un mercado que comenzaba a surgir.
Por si sirve de orientación, parece conveniente recordar que el grupo PSA fabrica ya el Xara Picasso en China y Porto Real (Brasil) y el Partner y el Berlingo en Buenos Aires. También fabrica en Brasil el C3, en China el Xara 203, y ha abierto fábricas en Chequia y Eslovaquia.
No está de más recordar, también, que las "deslocalizaciones" no se producen nunca de la noche a la mañana; suelen venir precedidas de debates públicos como los que se están dando en Vigo desde hace un par de años, y tienen un período de gestación en medio del cual la posibilidad de que la empresa cierre resulta un instrumento de presión muy eficaz ante los responsables políticos para ir logrando ventajas, beneficios, ayudas o lo que sea, para ver si se puede impedir lo inevitable.
Uno de los objetivos de la "planificación estratégica", como saben quienes se dedican a ello, es el de "anticiparse al futuro", analizando las oportunidades a la luz de las potencialidades propias y las amenazas advertidas. Pues resulta que aquí nadie se ha atrevido a considerar como una posible amenaza la "deslocalización" de Citroën, como si la tendencia universal a trasladarse al Este no pudiera afectar a esta empresa.
Muy a pesar de lo mal que pueda sentar el augurio, todo parece indicar que la "espantá" de Riera pudiera tener relación con el natural y lógico deseo de no pasar a la historia como el Director que "cerró" la fábrica, y aprovechar una gloriosa retirada en plena "cresta de la ola". La coincidencia con su "mentor" francés, que también se retira de la presidencia del grupo PSA, abunda en la hipótesis. Los rumores sobre supuestas discrepancias de Riera con el equipo de relevo de PSA podrían apuntar también en ese sentido, ya que cabe suponer al todavía director una decidida apuesta, dentro del grupo, por la factoría viguesa, de cuyo éxito actual es notoriamente responsable este paisano originario de Canido, al que sustituirá un francés, por si las dudas.
Si estas presunciones resultarán ciertas sólo el tiempo lo dirá, no los esperables desmentidos, porque si la "deslocalización" está en los planes que en París diseña el grupo PSA no es de esperar que las confirmen tan pronto.
Permanezcan atentos a las señales del cielo, porque por aquí todavía se sigue mirando al dedo cuando éste apunta al horizonte.
¿Hay alguien más ahí?