(Es largo, pero revelador)Hace años, Manuel Soto Ferreiro era alcalde de Vigo y cesaba en su cargo el secretario municipal. Se debatía en comisión de gobierno el perfil idóneo para ocupar el cargo. Se hizo la convocatoria, tras el comentario de que había que “fichar” a alguien que firmase cualquier cosa, y el resultado fue el polémico Francisco Crusat. Años más tarde, después de que el “fichado” viese incrementado el salario fijado en la convocatoria y dejado un rastro de anormalidades fehacientes, los tribunales de justicia sentenciaron que había sido ilegalmente contratado, y hubo de dejar el cargo a quien había demostrado más merecimientos. Nadie exigió responsabilidades.
La filosofía de habilitar un funcionariado sumiso ha llegado a ser mejorada por Corina Porro y su “equipo médico habitual”, y están a punto de conseguir el desideratum del político trapacero: técnicos inexpertos que no molesten las decisiones políticas, o, simplemente, técnicos con estómago agradecido que por proximidad informen al gusto del gobierno municipal. Y se han lanzado a una
reforma del aparato funcionarial que, sin el menor recato, nos deja a los ciudadanos a los pies de los caballos, sin la protección que, de acuerdo con la función de los técnicos de la administración civil, nos proporcionarían sus dictámenes independientes y correctores de los posibles abusos o insuficiencias de los políticos.
Hemos asistido –la oposición es tan culpable como los ejecutores– a los
traslados de técnicos de Patrimonio Histórico y Urbanismo porque ambos no informaban al gusto de Corina-Figueroa-Toba, y ahora se prepara otra jugada de “asesoría imaginativa”, porque desean una adjudicación “conveniente” para las obras del Auditorio.
En este piélago de
nacional-populismo-asfaltismo-ladrillismo nos están metiendo quienes parecen haberse metido en política para otra cosa distinta a la de administrarnos convenientemente –para nosotros, se entiende– nuestros intereses. Sin ningún recato se han lanzado a la promoción de técnicos que tengan -porque así se lo pidan sus mentores- la osadía de informar expedientes y proyectos, que sin tener una contrastada experiencia en la materia están muy lejos de sus capacidades o de su especialidad profesional
, o, sencillamente también, de técnicos próximos políticamente al gobierno municipal que no plantean
conflictos con su independencia.
Se trata de una fórmula conocida, capaz de echar por tierra la exigible protección de los intereses ciudadanos, encomendada a unos técnicos de los que debe esperarse capacidad e independencia probadas. La única razón de que se prefiera a unos inexpertos y/o sumisos técnicos en lugar de los que gozan de experiencia y probada independencia se la pueden imaginar. Si un día la pareja de hecho formada por
Figueroa-Iznougood y
Látigo-Toba, denunciaba la “perversidad” de unos técnicos municipales que se habían limitado a cumplir rigurosamente con la ley en sus informes, y los trasladaban a funciones inocuas para los designios del nacional-popular-asfaltismo-ladrillismo, ahora han elevado el listón de su imaginación (¿) y, sin producir eso tan feo de trasladarlos, los han marginado en sus funciones. Sólo cabe suponer mala fe en la operación, porque no se atreverán a negar la experiencia y buen hacer de los técnicos hasta ahora habilitados.
Si la oposición que nos queda en el Ayuntamiento (
Barros-Porteiro y Soto), sigue mirando para otro lado, y si el BNG sigue esperando el maná del sospechoso Plan General, todos serán responsables del atropello al que Corina y los suyos pretenden someternos. Y hay
mucho dinero de todos en juego.
Que se elija para el informe de la parte cultural del Auditorio-Palacio de Congresos a Lois Cea debería ser denunciado directa y públicamente por la oposición, pues una persona con nula experiencia no puede informar un expediente de tantísima relevancia.
Si lo consideran oportuno, les sugiero que repasen algunas muestras del desaguisado que se nos prepara. Tomen nota de
quiénes serán los encargados de informar la adjudicación del Auditorio en los aspectos culturales, jurídicos y económicos, y juzguen:
Lois Cea, psicólogo, será el encargado de informar los aspectos culturales del Auditorio. Su experiencia en temas culturales es desconocida; trabajaba como funcionario, hasta junio de 2005, en los servicios sociales del Ayuntamiento en
asuntos de drogodependencias, y a principios de ese mes fue nombrado a dedo Director del Verbum y del Archivo Pacheco, plaza recién creada en el organigrama municipal. Su estrecha vinculación con Corina empieza cuando ésta era concejala de Servicios Sociales en el gobierno de Manolo Pérez. Es un perfecto desconocido en el mundo cultural de la ciudad, en el que se coló de rondón cuando López Chaves le encargó a finales de 2004 (sin que se sepa por qué desconocidos méritos) el Archivo Pacheco.
Su mujer -trabajadora social, colaboradora de Corina Porro en sus dos etapas en la Xunta y hasta agosto de 2005 encargada, con contrato temporal, de la oficina de emigración del Ayuntamiento de Vigo- ha sido nombrada ahora por Quintana como Secretaria Xeral do Benestar. Naturalmente, Lois Cea es la primera vez que se acerca al expediente del Auditorio.
Arsenio Prieto (A Coruña, 1952). Es el marido de la que fue concejala del PP en tiempos de Manolo Pérez, Marisa Outón. Es gerente del IFEVI desde diciembre de 2004 aunque llevaba tres años en su directiva. Fue también vicepresidente de la Federación Gallega de Fútbol.
Alberto Tizón. Es la incorporación más reciente al departamento de Intervención del Ayuntamiento (si exceptuamos la del nuevo interventor que vino a sustituir a la cesada interventora municipal y que ejercía de tesorero antes). Tizón fue uno de los primeros funcionarios que tuvo la Xunta de Galicia.
Los informes en el expediente AUDITORIO-PALACIO DE CONGRESOS, que se conozca, eran realizados hasta ahora por:
Arsenio Díaz del Río, abogado del Ayuntamiento en el departamento de Nuevos Proyectos (oficina que gestiona el expediente del Auditorio) y funcionario de toda la vida en el Ayuntamiento. Se comenta que
el último informe que hizo sobre este tema no fue muy del gusto de Corina & Co.
Benjamín Suárez, jefe de los servicios económicos; un clásico del Ayuntamiento, muy relacionado con la supervisión económica de los proyectos europeos. Por lo que se lee,
ya tiene experiencia en esto de que lo aparten en los momentos críticos de los concursos.
Ignacio Oliveira, jefe del departamento municipal de Cultura. Lleva al menos 15 años en el puesto, ha participado en el expediente y redactado los informes culturales del Auditorio desde sus inicios y es, con toda probabilidad, el técnico que mejor conoce el tema. Tiene fama de documentarse prolijamente y ser riguroso e independiente en sus informes (lo lleva claro).
Se supone que el papel de los técnicos municipales es la salvaguarda de la legalidad y la objetividad, con absoluta independencia de quiénes ejerzan el turno de gobierno. ¿Se imaginan por qué ahora son marginados?