IX ÉPOCA

1.12.05

Nuestra talasocracia hace aguas

... lloviendo. Después de una, cada día más lejana, mañana de velas desplegadas, de días de intensos preparativos —como si de ello obtuviese la ciudad inmensas energías— estos días fríos y lluviosos acogen un enorme aburrimiento municipal. Se abre al tránsito el segundo cinturón sin autoridades ni cintas ni 'noticia' de ello. La oposición dormita... Días mojados éstos de puro aburrimiento. Y para descansar de lo cotidiano me tumbo a ojear un recorte de prensa del 2 de julio de 1994 —¡siglo pasado!—; una entrevista a Massimo Cacciari (filósofo, entonces, en esas fechas alcalde de Venecia —ciudad marinera (perdón por la observación)—. La segunda y tercera preguntas que le hace Peru Egurbide (Babelia-ElPais, páginas 2 y 3 de la fecha citada) me parecen de gran coincidencia con la actualidad de nuestra ciudad; leamos:

PE— Otra bella paradoja que usted retoma de Simone Weil es la de que, aunque Venecia necesita ser conservada, puede ocurrir muy bien que esa conservación no sea justa.
MC— Es exactamente el mismo discurso de antes. La 'Venecia a salvo' de Simone Weil ha sido leída siempre de un modo equivocado, como si Simone Weil tomara partido por Venecia, cuando, en realidad, a través de personajes clave del drama, muestra que también Venecia es pura lucha por el poder, pura voluntad de potencia. Y, por tanto, Si Europa y Venecia, en cuanto gran ciudad europea, son lucha por el poder, voluntad de supervivencia, voluntad de potencia, deben aceptar su ocaso, porque no pertenecen a la dimesión de la justicia. Lo que es justo, deja de ser, deja pasar.
PE— La pregunta es siempre si estas reflexiones pueden facilitarle su trabajo como alcalde.
MC— Creo que son fundamentales desde el punto de vista político, porque la política debe convertirse en un trabajo, una técnica incluso, de terminar espacios acogedoras de las demandas, necesidades y deseos de la gente, con todas las dificultades que esto implica. Probablemente, se trata de un desafío imposible, y no lo lograremos. Pero eso quiere decir que no tenemos futuro. La Europa que ha llegado a dominar el mundo a través de su política de potencia, de su 'talasocracia' (poder basado en el dominio del mar, de las aguas), que ha logrado que su cultura sea planetaria, no puede ya expandirse cuantitativamente. En este punto, o bien sufre un contragolpe y profundiza en sí misma, se reencuentra consigo misma y se repiensa a sí misma y sus propios orígenes y, por tanto, el sentido mismo de su política; o bien, no tendrá futuro. El nundo ha sido ya ocupado por la voluntad de potencia europea y, por tanto, no puede haber un más allá. Las imágenes del primer hombre que pisó la luna nos parecen una antigualla, más antiguas que la decoración de una catedral medieval.

Y continúan más preguntas.

Los doscientos y pico de millones de Bruselas para el puerto de A Coruña que ha anunciado el Sr. Touriño ¿en qué afectan al desarrollo de nuestra local talasocracia? Algunos de nuestros pesqueros son apresados en los mares del norte ¿Por qué?
Vigo como Venecia: ¿qué y cuánto conservar? ¿La hora de nuestro ocaso?
Sí, sigue lloviendo. Pasado mañana se inaugura la iluminación navideña. Este año termina un poco más circense. El grupo socialista local ¿también se aburre?

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