Perdonen que insista

Ayer fue el Día Mundial de la Arquitectura. Nuestra ciudad lo dedicó al Campus Universitario de Vigo. Bien; dicho campus queda en el quinto pino, apenas si tiene incidencia en el día a día de la ciudad; por señalar algo: en dicho campus imparten docencia algunas punteras eminencias en su saber pero no tienen una columna en la prensa local, por ejemplo, otros ilustres diarios sí que recogen la opinión de las universidades de su demarcación.
El Día Mundial de la Arquitectura en Vigo también pudo servir para recordar la pérdida de esta edificación, que de ser más respetuosos hoy podría dar cobijo a muchísimas necesidades de la ciudadanía. De cuando en cuando la prensa nos informa de cómo ciudades europeas reconvierten 'viejas edificaciones' en centros con novedosos usos, incluso viejas fábricas pasan a ser utilizadas como viviendas; los ejemplos son numerosísimos. Ah, pero aquí, en Vigo, no. Una edificación como Casa Mar, con una capacidad de carga en perfecto estado, la tiramos sin más ni más. Que le den mate a la sostenibilidad, a la memoria... Somos demasiado; nada hemos aprendido de la pérdida del edificio Rovira, del mercado de A Laxe... Hace pocos meses que la Universidad de las Islas Baleares puso como ejemplo de urbanismo nefasto a la ciudad de Vigo y como principales autores de ello a la desidia de la sardinocracia olívica (el poder de llevar a buen puerto el urbanismo no deja de ser una cuestión de dinero ¿dónde está el dinero de esta industriosa ciudad?).
¡Qué lejos nos queda el Día Mundial de la Arquitectura! Y mientras tanto, por ejemplo, la Panificadora sigue desmoronándose poco a poco. Poco a poco Vigo labrándose la ejemplaridad de un urbanismo saturnal.