Mamiiiiiiii llévame al circo Volvo

Barcos de guerra, barcos tipo 'pirata', aviones acróbata, trenes románticos, casetas, muchas casetas y muchísimas banderolas de la caja de ahorros y muchísimos más niños y niñas preguntándose "¿dónde están los barcos de la Volvo?". Nenes, en Sanjenjo, están en Sanjenjo (decir Sanxenxo lo evitan concienzudamente, no sea que sitúen dicho nombre próximo a la gran muralla china: ¡Xanchencho! ¿complendes? Xanchencho ¡qué lío!), los veleros están en Sanjenjo. Y los nenes, buenos conocedores de lo virtual, así, de primeras, no quieren entrar a la carpa de la compra "mamá que hemos venido a ver los barcos, no a por comida para el gato y fiambre"; la mamá tiene que insistir "que no, hombre, que no, que a este súper se viene a patinar". El nene "majara, mi madre está majara"; entra en la carpa del súper y al chavaliño de marras se le ilumina la cara, y "el mundo hoy está del revés" piensa; no acierta a qué se debe, aunque intuye "porro debió fumar la persona que organizó tamaño parque infantil"; el neniño pone fin a sus pensamientos con "me gusta este circo Volvo"; silmultáneamente sentado en la pista de hielo del súper siente que se le hiela el dodotis y la fe en sus progenitores. Dicha personita decide, tiritando, poner un colofón a su actividad mental: "Chanchencho. Deberían llamarle Circo Chanchencho del Porro y Volvo".